Opinion

ZP repuebla su futuro

El presidente Zapatero está repoblando el futuro socialista con figuras políticas de atractivo electoral, en la prematura certeza de que su partido va a ganar las elecciones del 9-M. A la continuidad de Solbes al frente de la Economía se añadía ayer la reaparición de José Bono como cabeza de cartel por Toledo, capital de Castilla/La Mancha, territorio que viene gratificando al PSOE en elecciones autonómicas con mayorías absolutas.

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Como a algunos toreros, a Bono le ha entrado el hormiguillo del regreso al poco tiempo de su retirada, hasta el punto de que casi no ha dado tiempo a verle retirado de la política, y eso que se retiró solemnemente. Estuvo a punto, es un decir, de disputar al PP la alcaldía madrileña en las pasadas elecciones municipales, pero aquello resultó un malentendido, interpretado por los maliciosos como un desplante a ZP, pues Bono había sugerido, ambiguamente eso sí, su disposición a entrar en la batalla electoral, despertando ilusiones luego frustradas en la dirección socialista.

Poco a poco van a ir presentándose al gran público las personalidades en las que Zapatero se apoyaría en la próxima legislatura, si ganase las elecciones, para desarrollar un programa de Gobierno en el que las aristas más agudas aparecerían limadas, con objeto de no despertar nuevamente la variada iracundia que ha llegado a sacar hasta a los obispos a la calle. Bono, además, es católico no sólo practicante sino de estrechas relaciones con las jerarquías eclesiales, que verían con agrado a uno de sus fieles en la presidencia del Congreso de los Diputados, que lleva aparejada la presidencia de Las Cortes.

Aunque ya ha empezado y estamos en ella, la campaña electoral propiamente dicha del 9-M va a ofrecer espectáculos muy llamativos. Bono no le hacía ascos ayer en la sede de Ferraz a la mayoría absoluta, pero si el PSOE no la consiguiera, aunque ganase, la elección del presidente del Congreso estaría supeditada a negociaciones con las fuerzas más afines o menos opuestas, que podrían optar por alguien de «perfil más abierto y dialogante que el del propio Bono», palabras que ayer vertió el diputado Agustí Cerdá, de ERC, tal vez para demostrar que no debe vender la piel del oso antes de cazarlo.

La reaparición política de Bono se recibe en todo el espectro socialista con satisfacción, pues siempre es mejor y tranquiliza más tener en el organigrama público a un compañero de salidas y reacciones inesperadas que observarlo a distancia en su privacidad, donde nada frenaría o amortiguaría su libertad de expresión y de acción.