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Kosovo ultima la segregación tras fracasar la negociación de su estatuto

Era un fracaso anunciado desde hace seis meses. El último y desesperado intento de los mediadores internacionales para negociar un acuerdo sobre el futuro estatuto de Kosovo con los líderes serbios y albanokosovares llegó ayer a su fin tal y como estaba previsto, sin ningún éxito, algo que sólo augura problemas para el futuro de Europa y de los Balcanes.

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Después de constatar la imposibilidad de un acuerdo negociado, los representantes de Estados Unidos, Rusia y de la UE recomendaron a las dos partes que eviten el regreso de la violencia a la región, una posibilidad que podría incendiar nuevamente la zona más inestable de Europa. «Ambas partes han prometido que harán todo lo posible», aseguró el representante comunitario, Wolfgang Ischinger, al poner fin a la reunión de tres días llevada a cabo en el balneario austriaco de Baden. «Desgraciadamente no han sido capaces de llegar a un acuerdo sobre el estatuto», añadió el mediador.

Pero el enviado norteamericano, Frank Wisner, fue más directo y señaló que la comunidad internacional entraba ahora en un periodo que calificó de «muy difícil» a causa de la volatilidad de Kosovo. «Hay tensiones evidentes», dijo el diplomático al recordar que la paz en la región está en juego.

Misión comunitaria

La delegación kosovar prometió ayer que la independencia de la región era el «principio y el fin» para su pueblo. «No podemos decir ni el momento ni la fecha exacta, pero se hará muy rápidamente», señaló el presidente de la todavía provincia serbia, Fatmir Sed- jiu. Aunque los líderes albanokosovares cuentan con el apoyo de Estados Unidos y de unos 22 países de la Unión Europea, la medida puede provocar una profunda división en el seno de la UE.

Según los acuerdos alcanzados hasta la fecha, Bruselas deberá enviar una misión política y otra de reconocimiento legal para reemplazar la presencia de Naciones Unidas en Kosovo. Pero nadie sabe si la UE será capaz de llevar a cabo su trabajo cuando no existe un consenso entre sus miembros sobre la existencia legal del nuevo país en el continente. Rumanía, Chipre, Grecia, Eslovaquia y Hungría se oponen a la secesión unilateral de Kosovo porque temen que tal medida dé origen al nacimiento de conflictos independentistas en sus respectivos territorios o al estallido de incidentes violentos en países vecinos.