VICTORIOSO. El líder laborista, Kevin Rudd, sonríe al saber que ha ganado las elecciones generales en Australia. / AFP
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La caída de Howard en Australia acaba con el último aliado de Bush en la guerra de Irak

El laborista Rudd, partidario de retirar las tropas del país pérsico, pone fin a once años de Gobierno conservador

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George W. Bush se queda sin su gran aliado en Oceanía. El ultraconservador John Howard, otro de los pilares en los que el presidente estadounidense se apoyó para dotar de voces de aliento la invasión de Irak, se va por la puerta de atrás. La guerra del país pérsico le ha costado el puesto, como antes ocurrió con Aznar, Berlusconi o incluso el propio Blair, obligado a acortar su mandato.

El líder laborista australiano, Kevin Rudd, puso fin ayer a una etapa de once años en el Gobierno de Howard. Rudd, que había prometido retirar gradualmente las tropas australianas desplegadas en Irak y firmar el Protocolo de Kioto, ganó ampliamente las elecciones generales con un mensaje a favor del cambio que caló en la sociedad del país-continente.

De cualquier manera, consciente de que las históricas buenas relaciones con Washington pueden sufrir una confrontación abierta con Bush, Rudd aprovechó su intervención tras conocer el triunfo para mostrarse abierto a trabajar con la Administración norteamericana y el resto de la comunidad internacional. «Extiendo mis saludos a nuestros amigos y socios de América, de Asia y el Pacífico, de Europa y del resto del mundo. Queremos trabajar juntos con todas estas naciones», proclamó.

Rudd añadió en su comparecencia que quiere conseguir «cierta unidad entre lo publico y lo privado, lo sindical y lo empresarial; empezar a construir un nuevo sistema educativo y actuar sobre el cambio climático».

Tras reconocer la derrota de su formación, Howard desconocía anoche incluso si había logrado retener el escaño por el distrito electoral de Bennelong, en Sydney, en la pugna electoral mantenida con su rival, Maxine McKew, la candidata laborista y antigua presentadora de televisión.

La Comisión Electoral informó de que con un 77,18% de los votos escrutados McKew habría logrado un 45,9% de sufragios frente al 45,1 de Howard. El voto de los residentes en el extranjero, pero censados en este distrito, podría decantar el resultado en favor de uno u otro candidato.

Una derrota histórica

Si se confirma finalmente, será tan sólo la segunda ocasión en la que un primer ministro pierda su escaño en unas elecciones en los 106 años de historia de Gobierno federal. El primero fue Stanley Bruce, en 1929, a pesar de ser primer ministro.

Howard, de 68 años, dio a entender que tiene intención de retirarse, aunque no precisó cuándo. «El Partido Liberal tendrá que escoger a un nuevo líder y yo ya he dicho quién creo que debería ser: Peter Costello», señaló Howard en alusión al actual ministro de Hacienda.

«Conciudadanos australianos, hace unos momentos he telefoneado a Kevin Rudd y le he felicitado a él y al Partido Laborista australiano por su indudable victoria. Ésta es una gran democracia y quiero desear lo mejor al señor Rudd», declaró Howard en un discurso televisado desde Sydney.

Durante la campaña electoral, la pugna fue intensa entre las dos formaciones que dominan el escenario político australiano desde hace varias décadas, y quedaron claras las diferencias de posturas sobre el cambio climático, la presencia de las tropas en Irak y las políticas fiscales.

El próximo primer ministro de Australia, de 50 años, sostiene que «hay grandes diferencias entre nosotros (Howard y Rudd), pero compartimos un orgullo común sobre esta gran nación de Australia», subrayó con elegancia.

Rudd también manifestó en numerosos mítines que quería convertirse en un primer ministro de todos los australianos, «de los indígenas, los nacidos aquí y los que han venido de lejos y han contribuido a nuestra gran diversidad, para nuestras ciudades y para nuestro campo, donde sufren la peor sequía de muchos años».