OPINIÓN AGROALIMENTARIA

Comerse el bolo

La trazabilidad del ganado y de los derivados cárnicos es una prioridad para la Comisión, para los gobiernos nacionales y regionales y, especialmente, para el propio sector ganadero. Su relevancia adquiere protagonismo en situaciones como la actual, en que una virulenta enfermedad como la lengua azul ataca a la cabaña de gran parte de nuestra geografía. Son crisis veterinarias que suponen altos costes para el sector. La Comisión ha puesto en marcha un modelo de identificación electrónica mediante bolo ruminal, algo que permite mejorar la operatividad del sistema de trazabilidad. El modelo actual, mediante crotales o tatuajes es menos eficaz y conlleva una velocidad de tratamiento de la información mucho menor. Pero la tecnología a veces es contraria a la economía, al menos en sus primeros estadios. Algo parecido sucede con este sistema. Tendría que ser de obligado cumplimiento a partir de enero de 2008, pero la Comisión, con sentido común y bajo presión, ha decidido aplazarlo.

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Según datos aportados por una de las organizaciones más beligerantes en esta materia COPA-COGECA, el coste de la unidad electrónica de identificación oscila entre el quince y el treinta por ciento del valor del animal. Es antieconómico, pero todavía más en el presente contexto sectorial, uno de los más afectados por la conflicto del cereal y, sobre todo, por la caída de los precios de mercado.

Ahora la Comisión Europea se toma un tiempo para debatir aspectos tan condicionantes como los propios elementos de identificación, las aplicaciones informáticas necesarias para la correcta y eficaz gestión de la información, los registros de explotación o los trámites de circulación de animales.

En el conjunto de España el efecto va a ser escaso, ya que el Gobierno ya tomó la decisión hace dos años de comenzar a implantarlo. En la actualidad ya es utilizado en el 20 por ciento de la cabaña ovina y se va a continuar con el mismo modelo. Mientras tanto, otros estados de la Unión Europea siguen y continuarán con el método anterior, lo que perjudica la competitividad de nuestro sector ovino.