La Glorieta

Los cuartos en décimos

U sted y yo sabemos que la inversión de los dineros que tanto cuesta ganar en loterías y otros juegos de azar no destaca por su capacidad de generar beneficios ni por las expectativas de rentabilidad. En caso contrario, los magos de las finanzas de Wall Street -que es como llaman en Nueva York a la calle del Tabique- se dejarían de tanto Nasdaq y tanta monserga y se vendrían a este patio nuestro a gastar sus dólares en números para el sorteo de Navidad. Sabemos que es usted un acérrimo detractor de jugar con dinero si no entrevé la posibilidad de hacer trampas sin que le cacen -ya somos dos-, pero luego no se queje si no le cae ni la pedrea.

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Los gaditanos no gastan sus billetes en ídems de lotería para el extraordinario del 22 de diciembre. No se quieren dejar los cuartos en décimos y sólo las plazas africanas y Huelva tienen menos esperanza de que les caiga el único gordo al que nadie quiere poner a dieta. Decida usted si esta parquedad lotera es hija de la prudencia, de la tacañería o del desdén por el juego.

Otra posibilidad es que usted y sus vecinos, personas avisadas, tengan ciertas reservas hacia el devenir del mundo, que siempre ha repartido más males que bondades. Un poner. Fíjese en los ex trabajadores de Delphi. Tras tocarles una participación en el cierre de la fábrica en la que trabajaban, les tocó un proceso de formación y recolocación por el que se han convertido en un colectivo de desempleados privilegiados entre los demás parados de la provincia -y del país, oiga-. Mas, ay, cal y arena, ahora les toca que una de las empresas que la Junta dijo que les contrataría haya dicho que nones.