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Piano piano, se va lontano

Son como los huevos kinder: nunca dejan de sorprenderte. Cambian tanto de opinión como David Beckham de peinado. Y después pretenden que la gente les tome en serio, cuando lo más fácil es aplicarles sin reparo el cuento del lobo y que la gente tire a la basura sus ejemplares en vez de comerse sus mentiras. La prensa deportiva nacional desprecia el intelecto de sus lectores habituales, encumbra o se ceba con los protagonistas para no dejar indiferente a nadie, pero reniega del principal principio que debería abanderar, el de la veracidad. Es fácil jugar con las emociones de unos y otros, porque son incontrolables, pero existe algo que se llama sentido común que muchos están empeñados en enterrar de por vida con tal de mantener su tirada. Lo que ocurre es que les puede pasar como a la selección, que de golpe y porrazo la gente se canse de sus mentiras y se peguen el gran batacazo, con el atenuante de que los jugadores del combinado nacional no son los causantes del gran globo que se hincha y se deshincha a su alrededor.

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Generar expectaciones desmedidas es el mayor mal que tiene la selección. Precisamente por eso es por lo que hay tantos desengañados con el equipo nacional; porque se creen que como mínimo hay que estar en cuartos, porque leen en un periódico que nuestros jugones van a jubilar a Zidane ni más ni menos Y así nos va.

Sería absurdo negar la mejoría de España en los partidos ante Dinamarca y Suecia, jugando gran fútbol y apostando por el toque y más toque. Pero nada más. Hace tres meses la selección estaba más fuera que dentro de la Eurocopa, podía perder hasta con Islas Feroe y había que jubilar a Luis Aragonés; ahora le quieren hacer ver al españolito de a pie que somos los mejores del Universo, que tenemos potencial para ganar la Eurocopa por delante de selecciones con mayor solera y potencial que nosotros -véase Inglaterra, Italia, Portugal, Francia, Alemania; y si me apuran Holanda y la República Checa- y que el viejo zapatones es el mejor seleccionador del año. Vamos, la historia de siempre, disparar la ilusión, crear un favoritismo totalmente irreal y luego decir que todo ha sido un fracaso porque el equipo cayó en cuartos, para provocar el cada vez mayor hastío de unos aficionados que creyeron otra vez más que la selección saldría campeona, a pesar de que tuviera inferior nivel al de otras escuadras.

Es cierto que España tiene argumentos para hacer algo grande, pero como diría aquél, piano piano, se va lontano.