«Es un crimen atroz de los golpistas»
Más allá de retratar la guerra habida ayer como un choque entre fuerzas de Al Fatah y Hamas, el presidente palestino, Mahmud Abbas, se esforzó por hacer ver que el levantamiento fue de todo el pueblo contra sus opresores. «Este crimen atroz -dijo el líder de la ANP- es una prueba definitiva de que la dirección golpista de Hamas está alejada de los valores y costumbres nacionales y utiliza ciegamente la fuerza así como las más sangrientas y brutales técnicas contra nuestro pueblo en Gaza». Mientras, el antiguo hombre fuerte de la formación nacionalista en Gaza, Mohamed Dahlan, afirmó que la actuación de Hamas al dispersar la marcha era un síntoma de las crecientes dificultades a las que se enfrentan los islamistas. «El tiroteo y las muertes son escenas vergonzosas perpetradas por las bandas de Hamas contra personas inocentes y civiles y son la prueba del fracaso de la vía golpista», afirmó Dahlan en una entrevista.
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Desde Damasco, donde vive exiliado, el jefe político del grupo islamista, Jaled Meshal, dijo que la división entre los palestinos no sirve a sus intereses y expresó su esperanza de que sus compatriotas superen sus diferencias. Aun así, consideró que «los esfuerzos ejercidos por todo el mundo puedan ayudar a conseguir una unidad».
Y en medio de todo este caos de lucha fratricida que Israel observa entre expectante y escéptico, su primer ministro, Ehud Olmert, anunció ayer ante el Comité de Asuntos Exteriores y Defensa de Parlamento que prevé liberar a más de 400 prisioneros palestinos como gesto de buena voluntad antes de la Conferencia de Paz de Anápolis.
