Cultura

El Teatro Real estrena 'La violación de Lucrecia', una ópera de cámara de Britten

Entre la experimentación musical y el compromiso moral con las víctimas de una barbarie que alcanzó su paroxismo en los campos de exterminio nazis. Entre ambos polos se movía el músico y compositor británico Benjamin Britten (1913-1976) cuando en 1946 compuso La violación de Lucrecia (The Rape of Lucretia). Se trata de una ópera esencial en la que se remonta a la Roma precristiana para reflexionar sobre la maldad humana y sus más terribles consecuencias.

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Britten limitó deliberadamente los recursos orquestales de esta composición de cámara. Trabajó con tan sólo 13 músicos, ocho voces y un pequeño coro que dividió entre voces masculinas y femeninas que le sirven para enmarcar y comentar la trágica y dolorosa acción que describe: la violación de la joven y casta Lucrecia por el príncipe Tarquinuis, empeñado en demostrar la ligereza de todo el género femenino. La íntegra Lucrecia, esposa del general Collantius, desolada por el dolor y un insuperable sentimiento de vergüenza, se suicidará horas después de la violación en presencia de su marido.

Se trata de una pieza «nueva y directa, plena de una modernidad que se aprecia más ahora que hace medio siglo», según el criterio del Antonio Moral, director artístico de Real. Es la «primera ópera de cámara» que Britten escribe tras el éxito de Peter Grimes. Un Britten esencial y conmovido por la devastación moral de la segunda guerra mundial, de cuyo alcance se empezaba a tomar conciencia.