Ideología de la libertad

a libertad ha sido durante toda la humanidad ese gran concepto anhelado por el hombre. Es en estos tiempos en los que nuestra sociedad impone condenas y cadenas a todo por la prostitución de la democracia, cuando la libertad vive tan decadente como castrada. Los dictadores concebían la libertad con un instinto egoísta de guerra, donde su solo afán de saciedad interior les proporcionaba ese estado de orgullosa enfermedad liberadora. Los romanos la veían como concepto de conquista, queriendo llegar a poseer todo aquello a donde su vista no alcanzaba. Su conquista era, pues, su libertad, su gloria y su pecado. La libertad del hombre siempre ha sido un instinto de lucha y poder; nombres como Julio César o Napoleón suenan tan tiranos como libres, pues creyeron con firmeza en unos ideales y fueron ejemplo de libertad individual, y a su vez, caóticos y miserables. Sus privilegiadas cabezas de hermosas fantasías, iban en consonancia con su peligroso ingenio. Y era ese miedo que producían a las demás naciones lo que les hacía ser infinitamente libres. Pero no toda libertad se ha conseguido con sangre y espada: los rumanos y gitanos han sido en su historia un ejemplo de rebeldía liberadora y pacífica. Su corazón errante siempre les llevó a trabajar como artistas, usando su arte como moneda de cambio para seguir sintiéndose libres como el agua y el viento. Y es que los grandes artistas fueron siempre tan rebeldes como libres, incluso Miguel Ángel, quien reflejaba en muchas de sus obras ese espíritu guerrero que batallaba con todo aquello que le sometía. Sus obras siempre superaron las barreras que sus adinerados clientes les encargaban. Incluso la Iglesia era a veces ira de su celestial creatividad; cabe decir que hasta la universal Capilla Sixtina está plagada de liberaciones vehementes donde arremete contra algún cargo eclesiástico que intentó coartar su libertad por considerarlo inmoral, ante lo cual Miguel Ángel lo castigó en el infierno de la obra. Es esta obra la mayor liberación creada, donde todo posee un trasfondo desencadenado: los símbolos del pecado creado por el hombre hasta aquellos días y el temible caos que presagiaba a la humanidad. Todo en sí, libre.