Con CH de Chaves

La campaña que se avecina, se presenta predecible; se hablará poco o nada de Andalucía, quizás algún comentario sobre las Modernizaciones -por cierto, ¿alguien sabe por cual vamos ya? - y mucho de lo poco que los populares quieren a Andalucía. Pero sobretodo, se hablará de Aznar, de Irak, del 11-M y demás temas del manual electoral. Seguro que el PP picará el anzuelo y se pasará la campaña respondiendo a los ataques del PSOE. Exactamente como si fuera el partido que lleva más de veinticinco años gobernando y no a la inversa. Con CH de cachondeo.

Entre tanto al PP andaluz le crecen los enanos. Había superado el fantasma del NO del 28-F, lidiando con éxito un Proyecto de Estatuto al que tal y como salió del Parlamento Andaluz, debía pero no podía decir no, mientras que tal y como volvió de las Cortes Generales, debía pero algunos no le dejaban decir sí. En estas estaba, cuando aparece un superviviente del cretácico aliancista que se despacha a gusto contra la figura de Blas Infante. Ni el padre de la patria andaluza, ni el PP se merecían este ataque de logorrea de este fósil al que hay que prejubilar ya. Era el patazo que Chaves estaba esperando para ir calentando los motores de la principal empresa de Andalucía, por número de cargos, en su camino imparable hacia el octavo triunfo electoral. Con CH de chorra, o de chamba, o de chiripa.

Hace casi treinta años, en mayo de 1978, se constituía en Cádiz la Junta de Andalucía. El editorial de ABC de aquel día expresaba con ilusión que: «la Junta de Andalucía es una esperanza serena de un pueblo antiguo que comienza a hacerse responsable de su propio destino». Hoy vuelvo la vista atrás con CH de chasco.