Editorial

Prolongar el trabajo

La previsible aprobación antes de final de año del proyecto de ley que reforma el régimen de la Seguridad Social permitirá a aquellos trabajadores que decidan prolongar su vida laboral más allá de los 65 años beneficiarse de un incremento en su pensión que podrá alcanzar el 15%. El recordatorio que hizo ayer el ministro Caldera sobre los nuevos estímulos para tratar de retrasar la edad de jubilación refleja la inquietud que viene suscitando en las distintas administraciones el envejecimiento de la población y, de forma singular, su impacto en la viabilidad del actual sistema de pensiones. Pero también constituye el reflejo de un modelo social cambiante, en el que la prolongación de la esperanza de vida -y de una vida desarrollada en óptimas condiciones- actúa también como incentivo para demorar el abandono del trabajo.

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

No obstante, experiencias previas impulsadas por otros gobiernos han evidenciado las dificultades para extender la vida laboral más allá del período máximo estipulado. La presencia en nuestra sociedad de una generación de ciudadanos que comenzó a trabajar tempranamente y que aguarda con comprensible expectación el momento de retirarse explica en parte esa renuencia a aplazar la jubilación; al tiempo que obliga a conducirse con cautela en un terreno que afecta a derechos consolidados de los trabajadores y cuya readecuación depende de las relaciones entre empresas y empleados. Es previsible que las nuevas medidas resulten más atractivas para aquellos que desempeñan tareas creativas o menos fatigosas, y también para quienes disfrutan de puestos estables. Pero el legislador debería sopesar que su eventual generalización podría provocar efectos indeseados, como retrasar la necesaria incorporación de los jóvenes al mercado laboral o actuar como un lastre en el adecuado desenvolvimiento de la Función Pública.