vuelta de hoja

Grietas

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No hay que sacar conclusiones precipitadas, entre otras cosas porque aún no estamos al borde del precipicio. Es prematuro atribuir el cuarteamiento del subsuelo a las sucesivas convulsiones nacionalistas, pero quizá no sean del todo ajenas cosas tan aparentemente disímiles como la política y la geología. La verdad es que estamos traqueteando mucho a España. ¿Cómo extrañarse de que la Red de Cercanías en Cataluña afecte ya a los servicios que cubren los tramos de Largo Recorrido? Horadar el territorio común trae estas cosas. Se empieza por remover el subsuelo y se acaba teniendo que bajarse de un tren en Tarragona y continuar en autobús hasta Barcelona.

Hay un desconcierto evidente entre las setas silvestres y ni los boletus edulis, ni los coprinus, ni los níscalos, ni las demás aromáticas variedades silvestres, que son como los paraguas de los enigmáticos enanos de los cuentos, saben lo que está pasando en el bosque. El fenómeno es expansivo, como corresponde a un país de distancias íntimas. También en Andalucía se agrietan los túneles y hay que suspender las obras del AVE Córdoba-Málaga, en vez de suspender de empleo y sueldo a quienes las trazaron.

Mucha gente achaca esta rebelión del subsuelo a las prisas y a la pésima planificación, pero lo cierto es que nunca hemos tenido tantas rendijas. Se nota que, después de muchos siglos, la ínsula ibérica no está asentada. Para acabar de arreglarlo, la inflación se ha disparado hasta el 3,6 en octubre. Tendremos que vigilar, muy desde cerca, nuestro dinerín. Los precios alcanzan la mayor subida en un año y habrá que administrarse muy bien, o sea, a repartir lo que no se tiene. Las vacas flacas del pueblo se han escapado. Para darles cuatro capotazos no nos hacen falta tantas banderas distintas.