PAN Y CIRCO

La dura realidad

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s probable que una de las causas de la lamentable situación en la que se encuentra el equipo y la afición amarilla sea ese desproporcionado globo de ilusiones que, durante la pretemporada inflamos entre todos. ¿Recuerdan que llegamos a convencernos de que los nuevos dueños resolverían los problemas económicos, de que el equipo técnico elevaría el nivel de juego porque, además, la plantilla era de mayor calidad que la de la temporada pasada y mayor talento que las de la mayoría de los conjuntos de esta Segunda División? Creíamos que, con los nuevos fichajes, las diferentes líneas se había equilibrado y que, como consecuencia, el ascenso estaría asegurado. Los hechos nos han demostrado que estábamos equivocados porque los cambios han mermado la capacidad financiera y la eficacia futbolística. Hemos de reconocer serenamente que el Cádiz actual es inferior al de la temporada pasada. Tras llegar a esta constatación es necesario y urgente que, asentando los pies en el suelo de la dura realidad, controlemos las reacciones irracionales y cambiemos el horizonte de nuestras expectativas. En estos momentos no tenemos más remedio que redefinir los objetivos -la permanencia- y trazar nuevos planteamientos. Es posible que, además de esas terapias a las que aludían algunos críticos las semanas pasadas, en la actualidad sea necesario aplicar la cirugía -agresiva o reparadora- por muy dolorosa que sea. A balón o a toro pasado, podemos aventurar que, la frustración no hubiera sido tan honda si, en las últimas siete jornadas, hubiera intervenido algún chaval de la cantera. Las críticas habrían sido menos amargas si las hubiéramos dirigido a los despistes de inexpertos principiantes más que a la incapacidad de acreditados profesionales. El domingo pasado ni siquiera pudimos consolarnos afirmando que las dos expulsiones fueron consecuencia de novatadas de unos ingenuos aprendices.