Cultura

El otro mapa del tesoro

Más allá de catedrales e 'inmaculadas', la provincia guarda una completa colección de monumentos y obras de arte capaces de sorprender al que se atreva a eludir las rutas tópicas

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LOCALIZACIÓN GRÁFICO: JAT Un viajero ilustrado, de los de guía en ristre y espíritu conservador, puede disfrutar de la provincia recorriendo, con paso urgente, el listado riguroso -pero tópico- de cualquier manual: catedrales altivas, piezas distinguidas, cuadros insignes y retablos de lustre, enjaretados en rutas planificadas a golpe de cronómetro y sin margen alguno para el descubrimiento o la improvisación. En vez de una práctica amena y provechosa, la aventura se convierte en un mero ejercicio de coleccionismo visual, con resonancias casi fetichistas: «he estado en todos los lugares en los que me han dicho que había que estar y, por lo tanto, he cubierto el expediente manido de monumentos, rutas, plazas, museos y panteones que conforman el menú habitual de turistas y visitantes».

La inercia de las editoriales especializadas en la divulgación del patrimonio -y la buena prensa del seguidismo cultural, siempre tan en boga-, han relegado a una inmerecida segunda línea de conocimiento a iglesias medievales como la de Benaocaz -cuya cúpula está ricamente decorada con yeserías barrocas-, altares paleocristianos, tallas de Martínez Montañés, lienzos, frescos, pinturas y murales que, por el simple hecho de salirse del itinerario acostumbrado, conforman un tesoro paralelo al que no ensalzan los breviarios y folletos al uso, pero que, no por ello, han perdido un ápice de su valor histórico o estético.

Pocos saben, por ejemplo, que la ermita de los Santos Mártires, en Medina, es la más antigua de Andalucía. Fechada en el 403, cuenta con una particular base romana y con una parte superior de época árabe. En las columnas de la puerta y en el antealtar se levantan originales capiteles romanos y corintios.

Sin embargo, su principal atractivo se encuentra en el interior. Guarda una ara paleocristiana de mármol blanco sin parangón en Europa, en el que se venera la imagen de la virgen del Loreto: una talla policromada del siglo XVII que fue traída desde Italia en 1666 por Juan de Viera. Actualmente, la Junta de Andalucía, a través de la Delegación Provincial de Cultura y mediante un convenio firmado con el Obispado de Cádiz, ha iniciado ya los trabajos previos a su restauración.

También es obligatoria la visita a la iglesia gótico renacentista del XVI de Santa María Coronada, que cuenta con un retablo considerado único y con una talla del Cristo del Perdón de 1679, realizada por Pedro Roldán, y un San Pascual Bailón de Martínez Montañés.

Sin movernos de la comarca, en Vejer, se localiza el Altorrelive de la Transfiguración, otra de esas joyas difíciles de encontrar en las guías especializadas y que, no obstante, está considerada una de las obras cumbres de Francisco de Villegas, terminada en 1627 y que presenta en un aceptable estado de conservación, aunque en breve será objeto de una intervención específica.

La otra Sierra

Al margen de su riqueza paisajística y de sus valores naturales endógenos, la Sierra de Cádiz encierra algunos prodigios arquitectónicos y artísticos prácticamente desconocidos, con la probable excepción de Arcos, cuyos dos retablos mayores (el de San Antonio Abad y el de Santa María), son relativamente asiduos en guías y manuales.

No es el caso de la logia de Bornos, fechada en el XVI, donde antes hubo una verdadera galería de arte al aire libre, un museo privado de influjo renacentista en el que los señores podían recrearse íntimamente o mostrar a sus invitados, con justo orgullo de propietarios, estatuas romanas del siglo I, restauradas por Giuliano Meniquini; u otras nuevas, esculpidas por éste con las formas mas puras y perfectas del Cinquecento italiano.

Cuando algunos de los famosos infantes de los Ribera fueron educados en Bornos, resultó útil, para sus preceptores, poner bellos ejemplos de mitología helénica y latina imprimiendo vida a las frías formas de mármol y alabastro. Esta logia es el único imafronte pompeyano del siglo XVI existente en Andalucía: una equilibrada y brillante composición arquitectónica de Benvenuto Tortello, de arcos rematados con un friso clásico romano (aunque con clara inspiración griega), cuya decoración alterna triglifos y metopas. El arquitecto Tortello llegó a ser muy considerado en España por sus contemporáneos. Entre sus obras destacó la construcción de la fachada del Ayuntamiento de Sevilla, en la plaza de San Francisco.

Si continuamos en dirección Málaga, la Iglesia de Santa María Magdalena, en Puerto Serrano, es parada obligatoria. De su interior cabe destacar las capillas del Sagrario y la Baustismal, así como el Altar Mayor y el de San Andrés. Un toque especial le prestan a la parroquia las columnas de marmol rojo procedentes de canteras del término municipal, y los lienzos del Barroco, cuyo cuidado estilo responden a la prestigiosa escuela sevillana de Alonso Cano.

En Torre Alháquime y Benaocaz, las proverviales actuaciones de la Consejería de Cultura, también conveniadas con el Obispado, permiten disfrutar de la «nueva imagen» de las iglesias de la Virgen de la Antigua y de San Pedro, ambas restauradas gracias a sustantivas inversiones, y que constituyen verdaderos tesoros arquitectónicos.

Encanto y misterio

En los dominios del Campo de Gibraltar, resultaría imperdonable no disfrutar del retablo del sagrario de Santa María La Coronada, de estilo barroco, tallada en madera dorada, con listas de espejos. En el camarín central hay una preciosa imagen de la Asunción, de madera policromada, y a sus lados dos imágenes pequeñas, una de las cuales representa a San Tarcisio, niño mártir de la Eucaristía. También cuenta con una pequeña y valiosa talla policromada de Santa Ana con la Virgen Niña. La puerta del tabernáculo tiene un relieve de madera que representa la Anunciación del Ángel

a María. Dos pinturas ornamentan la parte superior del retablo. El frontispicio exterior es obra maestra del escultor, pintor y tallista Antonio Terrero. Las dos columnas medio resaltadas en redondo están pintadas y doradas, al igual que todo el cuerpo arquitectónico que guarda el orden corintio y compuesto.

La restauración del Santuario de Nuestra Señora de los Ángeles, en Jimena, se topó con una curiosa sorpresa. El edificio fue originariamente un monasterio fundado en el siglo XV por la orden franciscana; no obstante, su traza general que hoy por hoy se percibe tiene su origen en las transformaciones y nuevas edificaciones de los siglos XVII y XVIII, en plena época barroca.

Aunque ya había indicios de que el santuario podría ocultar «sus secretos», fue gracias al trabajo sobre el terreno cuando los técnicos se encontraron con elementos ornamentales decorados en tono almagra, concretamente unas ménsulas del claustro y unas columnas revestidas de ladrillo fingido, que les llevaron a pensar que el monumento escondía mucho más de lo que podía parecer a simple vista.

Así, en el pequeño atrio de entrada hay epigrafías ocultas con cal, pero la gran sorpresa la guardaba la torre espadaña: «A través de fotografías y en los reconocimientos previos a la elaboración del proyecto, llegamos a la conclusión de que, siendo la parte más visual desde el pueblo, podría haber dibujos decorativos de gran interés, datados en la época barroca», explicaron los técnicos.

Sorpresa en la fachada

Efectivamente, el rascado selectivo, lento y cuidado al que se sometió la fachada de la torre dejó al descubierto una gran cruz, con un porte bastante llamativo, y una montura prensada debajo. También se han descubierto restos que una corona o escudo, además de iconografía floral. En el cuerpo bajo, junto al balconcillo, ha aparecido la misma fábrica fingida que tienen las columnas interiores del claustro. En el presbiterio y en la capilla mayor se han localizado pinturas muy similares a la que guarda el camarín de la virgen.

El listado podría continuarse hasta conformar una enciclopedia alternativa, pero es mucho más inteligente, una vez descubierta la cara menos visible del legado provincial, que cada interesado conforme su particular relación de preferencias: basta con eludir el ranking de los 20 hit parades más visitados del patrimonio gaditano.

dperez@lavozdigital.es