Cultura

Lo eterno en la memoria GERMÁN CORONA

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eatro de los Andes ha conseguido notable prestigio gracias a una forma de hacer teatro a partir de la investigación de lenguajes propios de expresión basados en la improvisación. Cuentan con un espacio propio, un teatro-granja, para su entrenamiento cotidiano y desde el cual han emergido propuestas como La Ilíada o Frágil. En esta ocasión, el experimento se basa en la vida y el pensamiento político de uno de los más relevantes próceres de la historia reciente de Bolivia, Marcelo Quiroga. Este interesante personaje ha servido de inspiración a César Brie, actor y director de la propuesta, para hablar de la Bolivia de hoy. Afortunadamente para el teatro, su planteamiento trasciende y nos remite indefectiblemente a una realidad latinoamericana que no termina de ser más que el gran suburbio de occidente. La trama de Otra vez Marcelo podríamos simplemente catalogarla como una historia de amor en tiempos de violencia e injusticia. Pero también es una visión de la realidad de un país y el reconocimiento a la vida política de Quiroga y a la entereza de una familia y de su mujer, Cristina. Es, además, un modo de alzar la voz en favor de la memoria de un pueblo y a la vez un tributo a los seres que sufren la pérdida de un ser fiel a sus principios en un mundo hostil. La idea de abordar un episodio histórico en un montaje teatral es siempre arriesgada pues puede caerse en lo panfletario, pero en este caso se equilibra muy bien la parte histórica y documental con la parte humana del personaje. La resolución escénica es muy inteligente: toca fibras sensibles pero mantiene al espectador consciente con recursos tan sencillos como mantener a los actores con un micrófono inalámbrico durante toda la representación. La eficaz iluminación y el espacio en una pasarela central ayudan a percibir un escorzo muy interesante. El mejor homenaje que se puede hacer a Quiroga es saber que con propuestas como ésta se mantiene vivo en la memoria. LA CRÍTICA