CORDIALIDAD. Putin y Durao Barroso se saludan poco antes de iniciarse la cumbre en la localidad portuguesa de Mafra. / AFP
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La UE descarta normalizar sus relaciones con Rusia hasta que se aclare la sucesión de Putin

La cumbre bilateral celebrada en Portugal sólo sirve para reafirmar las diferencias

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Las relaciones entre la Unión Europea y Rusia se encuentran en un impasse del que sólo saldrán cuando el Kremlin cuente con un nuevo inquilino, la próxima primavera. Tal es la conclusión que cabe extraer de la cumbre bilateral celebrada ayer en Mafra (Portugal). El encuentro, al que asistió por parte de Moscú el presidente, Vladímir Putin; y por la europea el presidente por turno del Consejo de Estado, José Sócrates; el presidente de la Comisión, José Manuel Durao Barroso; y el Alto Representante para la PESC, Javier Solana; sirvió para poco más que para una reiteración de los argumentos de las dos partes en sus múltiples disputas, tanto políticas como comerciales.

El cambio gubernamental que se anuncia en Polonia tras la victoria de los liberales en las últimas elecciones puede abrir la vía para la resolución del contencioso que enfrenta a Bruselas y Moscú desde hace un año a cuenta de las exportaciones de carne polacas. El presidente Putin declaró esperar una pronta apertura de negociaciones del nuevo acuerdo comercial y de cooperación, cuyas negociaciones han sido calificadas, ya de antemano, como las más complejas que la UE haya entablado nunca, debido a la amplitud de las materias a discutir y a su relevancia.

La Comisión, incluso, ha puesto fecha orientativa para el lanzamiento de las negociaciones: la próxima cumbre Unión Europea-Rusia, que tendrá lugar en mayo del año próximo. La segunda vuelta de las presidenciales rusas se celebrarán en marzo.

La energía constituye un elemento clave del nuevo acuerdo. Rusia da garantías de aprovisionamiento a la UE, pero las diferencias a cuenta de las inversiones estratégicas en el sector no pudieron ser soslayadas ayer en Mafra. Incluso Putin se permitió bromear a cuenta de los temores europeos a una «invasión» de dinero ruso en las redes de transporte de gas. «Es una perspectiva como mínimo cómica», decía el mandatario ruso, refiriéndose tácitamente a los planes europeos de forzar la separación de las divisiones de generación y transporte de los grandes grupos energéticos que quieran invertir en la Europa comunitaria. De todos modos, rusos y europeos suscribieron un acuerdo para poner en marcha un mecanismo de 'alertas tempranas' en caso de dificultades de suministro energético.

Crisis de los misiles

Putin se quitó de encima las imputaciones europeas sobre trasgresiones de los derechos humanos, proponiendo la creación conjunta de un instituto para los derechos humanos, que se asentaría en Bruselas o en otra capital europea. Lo demás es tan magro como lo precedente. La Unión Europea ha concedido a Moscú una cuota ligeramente superior para sus exportaciones de acero plano y perfiles largos, que pasan de los 2,4 millones de toneladas de 2006 a 2,9 este año y a 3,03 en 2008.

Las diferencias de apreciación se mantienen en todo lo demás: el escudo antimisiles norteamericano -Putin lo equiparó ayer con la crisis de los proyectiles cubanos de 1960-, Kosovo, las sanciones a Irán, Birmania, Afganistán y Oriente Próximo.