Los vecinos señalan el décimo piso donde vivía Jesús en la barriada Guillén Moreno. / I. BENÍTEZ
CÁDIZ

El fuerte olor permite descubrir el cadáver de un hombre en su casa

Se llamaba Jesús Marín Pereira y tenía 37 años. Su cuerpo fue encontrado ayer en su vivienda de la calle Marinero en Tierra de la barriada Guillén Moreno. El fuerte olor que salía del piso y las luces permanentemente encendidas de su casa hicieron sospechar a los vecinos, que en el día de ayer avisaron a la Policía ya que no veían a Jesús desde hacía más de una semana.

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El inmueble, situado en un décimo piso, se encontraba cerrado y los agentes solicitaron la ayuda de los bomberos para acceder a la casa por una ventana. Así, se descolgaron desde la azotea y lograron entrar en la vivienda. Ya dentro, encontraron los restos mortales de Jesús en el salón. Presentaban un importante grado de descomposición. Desde dentro, los bomberos abrieron la puerta y dejaron pasar a los agentes.

El cuerpo fue trasladado a uno de los tanatorios de la Zona Franca para la práctica de la autopsia, aunque en principio todo parece indicar que la víctima falleció por alguna afección y no fue una muerte violenta.

Vivía solo en la barriada que lo vio crecer y era toxicómano. Según describían los vecinos, era un hombre que no daba problemas y que había acudido en varias ocasiones a centros de rehabilitación para curarse de la adicción. Pero esa enfermedad le había generado problemas de salud, hasta el punto de que «parecía un anciano», recordaba una vecina.