TRIBUNA

El eterno 'Espacio' juanramoniano

Casi medio siglo después de su desaparición, el legado juanramoniano sigue en plena vigencia. Coincidiendo con el trienio 2006-2008, -dedicado a conmemorar la muerte de su esposa Zenobia, del propio Juan Ramón, así como la concesión del premio Nobel-, están viendo la luz nuevos volúmenes que confirman la abundosa y espléndida obra de uno de los más grandes autores de las letras españolas. Valga recordar, la publicación el pasado año de Ellos, donde se reunían los poemas con los que JRJ quiso perpetuar la memoria de sus familiares más cercanos, la aparición meses atrás de Música de otros, que compilaba su amplia e incesante tarea como traductor, y más recientemente, Libros de amor, donde se daba cuenta de los poemas amatorios -con tintes eróticos y lascivos-, que el vate onubense pergeñase entre 1911 y 1912 en su Moguer natal.

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Ahora, la Fundación Gerardo Diego, publica el facsímil del original mecanografiado que, en abril de 1954, sirvió para la edición del poema Espacio en la revista Poesía Española y que JRJ dedicase en su versión final al poeta santanderino con estas sentidas palabras: «A Gerardo Diego, que fué justo al situar, como crítico, el Fragmento primero de este Espacio, cuando se publicó, hace años, en Méjico. Con agradecimiento lírico por la constante honradez de sus reacciones». Al par de este «acontecimiento editorial de primer orden», se adjunta un Cuaderno adrede, que recoge dos interesantes estudios de Alfonso Alegre Heitzmann y Almudena del Olmo, más unos breves apuntes de Francisco Javier Díez, que vienen a aclarar muchas de las cuestiones que rodearon la génesis y publicación de este testamento juanramoniano.

Cabe recordar que el 22 de Agosto de 1936 Juan Ramón y Zenobia salieron de España, a donde ya nunca retornarían. Las dos últimas décadas de sus vidas fueron un constante peregrinar por el continente americano. Allí encontraron el calor y el afecto de muchos escritores y amigos, pero la herida abierta por la guerra y por el involuntario destierro no llegó nunca a cicatrizar. A raíz de su exilio, la poesía, se convierte, más que nunca antes, en esperanza sanadora. Su quehacer lírico aparece como un puntual diario de su nueva vida; y su actividad literaria se torna frenética, incesante.

Tal y como confiesa el mismo JRJ en una carta a Enrique Díez Canedo, el germen de "Espacio" se remite a su estancia en La Florida: "En 1941, saliendo yo, casi nuevo, resucitado casi, del Hospital de la Universidad de Miami ( ) una embriaguez rapsódica, una fuga incontenible empezó a dictarme un poema de espacio, en una sola interminable estrofa de verso libre mayor". En 1943, se publica en la revista mexicana Cuadernos americanos un texto titulado Espacio y subtitulado (Una estrofa) -posteriormente Fragmento primero-. Un año después y en la misma revista, aparece Espacio con la aclaración de (Fragmento 1º. de la segunda estrofa) -que a la postre se convertiría en el Fragmento segundo-. Tras su lectura, Gerardo Diego queda impresionado por la hondura y el misterio lírico que contienen, y en 1948, anota en un artículo en la revista Alférez: «Poesía humanísima, que se traiciona en su ternura, que nos transparenta el espectro de un alma española que sufre, recuerda, espera y canta».

Si los dos primeros fragmentos estaban escritos en verso, el tercero -que permaneció inédito hasta 1954- no es seguro que se concibiera de esta misma forma. Lo que sí es cierto es que antes de su edición conjunta en Poesía Española, JRJ decidió unificar los textos y prosificarlos en su totalidad. De ahí, que en carta fechada en Hato Rey el 27 de Febrero de 1954, ofrezca a su director, José García Nieto la posibilidad de darlos de manera completa: «Tengo terminado un largo poema, Espacio, que es una síntesis de un libro mayor ( ) Yo preferiría publicarlo en Poesía Española, aunque me lo han pedido para otras revistas». A lo que García Nieto respondería, poco después, entusiasmado: « Mándeme enseguida ese poema -¿con qué impaciencia lo espero!- ( ). Sí; lo daremos entero ¿cómo no!».

Gracias a la atinada iniciativa de la Fundación Gerardo Diego, podemos ahora leer y disfrutar este renovado Espacio, sobre el que Juan Ramón confesara: «Lo único que le falta es argumento. Es como sería un poema de poemas sin enlace lójico».

Estas veintiséis páginas mecanografiadas y numeradas en arábigos derraman la música tierna del corazón, el fulgor íntimo de los paisajes más queridos, el mar eterno, la añoranza mágica de la niñez, la cálida música de los pájaros, el miedo mortal a la muerte, las señales de otro Dios, el destino almado de los ángeles, la memoria fugaz de los vientos, los blancos espejos, las hondas marismas

En suma, y en palabras del genial moguereño, «La sustancia de todo lo vivido y lo todo por vivir».