CAROLINA CEREZUELA ACTRIZ

«Sé hacerme la dura cuando es necesario»

«Sigo siendo una especie de novia a la fuga, porque a mí es que las cosas para toda la vida...», advierte la actual pareja de Carlos Moyá

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Alta, rubia, curvilínea... Lo suficientemente despampanante como para convertirse en icono gay. «Para mí sería un orgullo. Un orgullo gay», puntualiza con humor Carolina Cerezuela. Entre Camera Café y Hospital Central la actriz, nacida en Elche, confiesa que se está «matando a trabajar». Pero el pasado miércoles hizo un hueco en su agenda para amadrinar el nuevo establecimiento que acaba de abrir en Buenos Aires el barcelonés Hotel Axel, considerado el mejor hotel gay del mundo.

-¿Es muy exigente en los hoteles?

-Qué va. No soy de pedir a las cinco de la mañana un crêpe de arándanos. Yo abro el minibar y con lo que haya, me conformo.

-¿Este es su año?

-Desde 2006 me están diciendo lo mismo. Y me apasiona, porque la verdad es que están siendo dos años muy buenos a nivel personal y profesional. Es duro, porque son aviones constantes, y es mucho jaleo a la hora de organizar tu vida privada... Pero, mira, palos a gusto no duelen.

-¿Cómo lleva el día a día?

-Un poco complicado, porque el trabajo está absorbiendo casi todo mi tiempo. Ahora mismo, estoy con Hospital Central y con Camera Café. Además, tengo un montón de campañas publicitarias. Todas las semanas hay eventos, galas... Esta noche estoy en una fiesta y mañana, a las ocho de la mañana, otra vez grabando.

-Su personaje de Mónica, en Cámera Café es bastante frívolo.

-Mónica es la diosa de hielo.

-¿Y usted?

-Gracias a Dios, no. Pero sé hacérmelo cuando toca. Si hay que ser dura y dar la imagen de que puedes con todo, se da. Yo, ante un problemón, a priori, no soy de las personas que se vienen abajo. Al revés. Luego, cuando ya ha pasado todo, a lo mejor me da el bajón. Pero, normalmente, cuando estoy sola y en casa.

-¿No teme que la identifiquen con Mónica?

-No ha ocurrido, porque tengo detrás muchos años de trabajo y he defendido muchos registros. En Hospital Central interpreto a Verónica, que es la antítesis de Mónica. Ella es psiquiatra, y una mujer humana, llana, divertida...

-¿Le gusta hacer de psicóloga con los amigos?

-Sí, sí, totalmente. De hecho, mi casa es una consulta de psicología. Mis amigos entran por la puerta y lo primero que me dicen es: «Tengo un problema, ponme un vino y escúchame».

-Será que es usted buena oyente.

-Hago lo que puedo. Pero semanalmente tenemos nuestras reuniones para arreglar el mundo.

-¿Y usted a quién se confiesa?

-Tengo dos grandes pilares en mi vida que son mi representante, que es más bien una auténtica amiga, con la que mantengo conversaciones hasta la una y las dos de la mañana... y mi madre, porque una madre lo es todo.

-¿Lamenta a veces no ejercer como abogada laboralista, su carrera?

-No lo echo de menos, porque sigo solucionando esos pequeños enredos de mis amigos. Cuando se les acaba el contrato y cosas así, siempre les asesoro.

-La veo muy protectora.

-Bueno, es que mi núcleo de amigos en Madrid somos todos gente joven que hemos venido de fuera y hemos formado nuestra pequeña gran familia. Nos ayudamos unos a otros.

-¿Formará pronto otro tipo de familia, más convencional?

-Quiero ser madre, pero no pronto. Tengo 27 años y creo que me queda tiempo por delante para planteármelo. Con el ritmo de trabajo que llevo es algo impensable.