Rusia vence otra vez a España en una final

Rusia y España han acabado repartiéndose las medallas del Europeo femenino igual que en el masculino, con el oro para el equipo ruso y la plata para el español, que ha llevado a cabo una titánica remontada hasta dejar una diferencia de veinte puntos en cuatro pero ha tenido que rendirse ante un rival de mayor dimensión que debe sentir celos del coraje de las subcampeonas.

España ha salido a la segunda final de su historia después de ganar el oro ante Francia en Peruggia 93, también en Italia, con síntomas de agarrotamiento. Rusia ha aparecidoó con el aplomo de los equipos habituados a moverse en citas de trascendencia, con más centímetros y mejor palmarés, aunque eso, al lado del asunto de la altura, poco o nada ha contado.

Las españolas han jugado sus bazas y han resucitado la incertidumbre, buscando el milagro (65-69 a 32 segundos) y lo han rozadon. Nadie habría apostado por ellas en el descanso. Sólo ellas mismas. Como siempre han hecho. Por eso han ganado la plata y un sitio en el torneo para buscar pasaje hacia los Juegos Olímpicos de Pekín 2008. Allí espera ya la formación rusa.

Remontada magistral

Rusia ha demostrado durante los dos primeros cuartos que es el mejor equipo del continente. Más altas y poderosas que las españolas, las chicas de Igor Grudin destrozaban a la selección en la pintura. Han capturado todos los rebotes y su selección de tiro ha sido mucho más clara y fácil que las españolas. El combinado nacional no ha podido con Stepanova (8 puntos y 10 rebotes) y compañía. Rusia se ha paseado y ha logrado su máxima diferencia (23-44) segundos antes del descanso.

El tiempo de reposo ha servido para que las españolas cambiaran. Han salido con una actitud más combativa. Han apretado en defensa y el ataque por fin vio el aro. Valdemoro (26 puntos), Palau (18) y Montañana (11) han guiado a sus compañeros en una remontada magistral en el tercer cuarto (21-9).

Pero las rusas han resucitado en el último parcial. Korstin (18 puntos) y Shchegoleva (14) han sacado sus últimas fuerzas para evitar el debacle ruso y lograr emular a sus compatriotas masculinos.