economía

Caen las exportaciones en Cádiz, la economía respira

Las empresas gaditanas ven reducidas sus ventas en el exterior, porque vuelven a tener demanda del mercado nacional

elena martos
Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Lo que a primera vista puede parecer una conclusión errónea es simplemente el signo de que las cosas empiezan a marchar mejor. No es que un negocio tenga que empeorar para que otro vaya bien, sino que lo uno conduce de manera natural a lo otro. Hace meses que Cádiz, el músculo de las exportaciones en Andalucía, ve flaquear este sector que, junto con el turismo, ha mantenido el tipo durante los años duros de la crisis.

Las empresas de la provincia se vieron obligadas a salir fuera ante un mercado que ya no demandaba sus productos. De pronto, aquellos pequeños negocios pensados para dar servicio a sus vecinos llamaron a la puerta de clientes extranjeros, aprendieron a utilizar sus canales de distribución e incluso abrieron sucursales comerciales y hasta de producción para digerir esa nueva realidad.

Pero hoy el mercado gaditano vuelve a reclamarlos y muchos optan por la comodidad, el espacio que controlan y conocen y abandonan la aventura internacional para volver a hacer lo que venían haciendo. «Las empresas gaditanas venden menos fuera, pero no venden menos», resume Manuel Álvarez, director del departamento de internacionalización de la Cámara de Comercio de Cádiz. Es él quien explica esa relación entre el mercado exterior y la economía interna.

Tendencia natural

«Hay que tener en cuenta que el hecho de que caiga el volumen de exportaciones no es más que un signo de que se recupera el consumo interno», indica. Lo que para el experto en economía es casi una máxima, al público general le sorprende. Álvarez explica que «cuando el mercado va mal, las empresas salen fuera, pero cuando está bien, se quedan dentro». Esa es la dinámica habitual que se repite en un tejido productivo formado eminentemente por pymes y pequeños autónomos.

«Para ellos, que no nacieron con una vocación exportadora, es lo natural, pero una vez andado el camino y realizado el esfuerzo, sería un error volver a depender únicamente del mercado local», dice el director de departamento de la Cámara de Comercio de Cádiz, que ve cómo el interés de las firmas gaditanas por mantenerse fuera empieza a caer de una manera estrepitosa.

Uno de los primeros en hacerlo ha sido el sector agroalimentario, que desde 2008 había experimentado un importante crecimiento fuera y ahora ve retroceder tremendamente sus cifra de venta en el extranjero. De ello daba cuenta hace apenas unos días la agencia pública de promoción exterior Extenda cifrando la caída en la provincia en un 6,4% en los siete primeros meses del año. El volumen de ventas alcanzó los 336 millones de euros, tres veces menos de lo que exporta Almería, que es líder en este ámbito, y a la altura de Granada, que rara vez había superado a Cádiz.

Sin embargo, ese mal resultado no arrebata a la provincia el primer puesto en el comercio exterior. El volumen de ventas alcanzó los 3.157 millones de euros en estos primeros siete meses del año, lo que representa casi un cuarto del total que se exporta en Andalucía. «Nuestras exportaciones siguen a la cabeza y a mucha distancia, pero eso no debe de ser una excusa para relajarnos ni justificar esa caída», señala Manuel Álvarez.

Ese descenso al que se refiere supera el 19% y no es solo atribuible a la recuperación de la demanda interna. Alude también este experto a la fluctuación del precio del combustible, un producto del que Cádiz es un proveedor principal. En volúmenes importantes, como los que salen de las refinerías del Campo de Gibraltar, cualquier variación de su valor altera tremendamente el resultado.

Aprender de lo vivido

En su opinión, «las empresas deberían de seguir apostando por fortalecer las relaciones con clientes extranjeros y ver esta recuperación interna como una oportunidad de crecimiento». Sin embargo, la tendencia que sigue la mayoría es más bien lo contrario, regresan y mantienen la estructura y la capacidad de producción en un ámbito que dominan y que, cuando va bien, tiene menos coste y menos riesgo.

Álvarez considera que «es necesario aprender de lo que ha ocurrido y que las compañías diversifiquen los riesgos para no tener dependencia de ningún mercado». Eso que sobre el papel todos entienden cuesta llevarlo a la práctica. Es por ello que anima a los empresarios a seguir participando en las acciones de promoción y a mantener viva esa nueva actitud exportadora.

Ver los comentarios