Cómo entrenar tu carisma natural para dejar huella en otras personas

Sandra Burgos, autora del libro 'Tú dejas huella', explica en ABC Bienestar cómo desarrollar al máximo tus competencias interpersonales para conseguir el impacto social que deseas

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Sandra Palacios

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Sandra Burgos, autora de 'Tú dejas huella' S. B.

El hecho de ser todos distintos nos lleva a relacionarnos de formas inimaginables. En ocasiones, esto puede llegar a impedir que conectemos con otras personas o que consigamos un trabajo. Por este motivo, Sandra Burgos, pedagoga y experta en liderazgo emocional, explica en su libro ' Tú dejas huella ' (Vergara) cómo desarrollar nuestras competencias interpersonales para alcanzar el impacto social que deseamos.

¿Cómo dejar huella en otras personas?

Todos conocemos a alguna de esas personas que resultan fascinantes y memorables de forma natural. Cuando nos encontramos con una de ellas nos sentimos bien en su presencia, incluso nos inspiran a evolucionar de algún modo. Se trata de personas con un impacto poderoso en su relación con otros. Estas llevan años siendo objeto de interés y curiosidad por la ciencia. Equipos de investigación de universidades de todo el mundo se han enfocado en descifrar exactamente cuáles son las características de esas personas carismáticas y es muy revelador ver que la mayoría de estos estudios apuntan en la misma dirección: están de acuerdo en que el carisma es entrenable.

En 'Tú dejas huella' hacemos un repaso por las competencias específicas que llevan a una persona a resultar fascinante, a impactar. Y transformamos este conocimiento en entrenamiento práctico.

¿Por qué es importante el 'rapport'?

El 'rapport' es la capacidad para generar sintonía y conexión a través de comportamientos sutiles que hablan al subconsciente de la otra persona. Cuando charlamos con alguien con quien conectamos de forma genuina (una hermana, un mejor amigo…), el 'rapport' se produce espontáneamente. Existe química y es perceptible a simple vista. Se trata de una sinergia que nos hace confluir emocionalmente: acabamos hablando en un tono de voz similar, con gestos faciales y corporales similares, incluso a una velocidad y volumen parecidos. Y lo más importante es que empatizamos profundamente. Todo esto hace que la relación sea especial.

Pero va más allá, porque lo que nos dice la Programación Neuro-Lingüística al respecto es que, al igual que nuestras emociones generan comportamientos físicos, nuestros comportamientos físicos generan emociones. En otras palabras: podemos provocar esa sensación de sinergia y conexión con las personas aplicando estímulos concretos. Por ejemplo, reflejando el lenguaje corporal de la otra persona de forma sutil, mostrando interés sincero en lo que nos está diciendo, escuchando, buscando puntos comunes, acercando nuestro estilo de comunicación verbal al suyo… Y de este modo ambos nos vamos a sentir mucho más a gusto en esa interacción, más conectados.

«El carisma es clave, pues nos coloca en el punto exacto entre la confianza y la admiración», Sandra Burgos

¿Qué tan importante es el carisma a la hora de relacionarnos con otras personas?

Lo cierto es que no necesitamos ser carismáticos todo el tiempo. De hecho, todos tenemos ejemplos de personas a quienes adoramos y que no necesariamente son carismáticas, como esa mejor amiga tímida que rara vez expresa sus opiniones pero que nos hace sentir en casa. Sin embargo, el carisma abre puertas allá donde va. Por eso es importante no tanto 'convertirnos en personas carismáticas', sino potenciar estratégicamente nuestro propio carisma natural y hacerlo brillar cuando lo necesitemos.

Tal vez, en un encuentro desenfadado con nuestro grupo de amigos de la infancia, no veamos necesidad de poner una especial atención al modo en que impactamos; pero la situación es diferente si queremos que nuestro punto de vista sea valorado en una reunión de trabajo, o si queremos que nuestros potenciales clientes sientan que pueden confiar en nuestra profesionalidad, o incluso si queremos generar interés en esa persona desconocida que acabamos de conocer en un evento. El carisma es clave, pues nos coloca en el punto exacto entre la confianza y la admiración, entre la serotonina y la dopamina, la autoridad y la accesibilidad. Y desde ese lugar el potencial es ilimitado.

¿Se puede entrenar?

Sí. Afortunadamente disponemos ya de mucha ciencia en torno al carisma y las competencias interpersonales concretas que lo componen. Si sacamos partido de todo ese conocimiento, podemos trazar un programa de entrenamiento que nos lleve a tener un buen dominio de las habilidades que potencian nuestro carisma. Esto es precisamente lo que hacemos en 'Tú Dejas Huella': empezar por las bases del carisma e ir trabajando en el desarrollo de las competencias carismáticas, una por una y de forma práctica. Es un proceso desafiante y muy divertido.

¿Cómo afectan los colores a nuestra imagen?

Los colores afectan a nuestra imagen principalmente de dos modos: por la colorimetría y por la psicología del color.

La colorimetría estudia los colores que mejor sientan a cada persona. En función del tono de tu piel, tu cabello, tus ojos y algunos detalles adicionales concretos, hay ciertos colores con los que te verás cansado, demacrado y se acentuarán las irregularidades como ojeras, manchas, arrugas… En cambio, hay otros colores con los que te verás despejado, sano y favorecido. Saber cuáles son los colores que más te favorecen te ayuda a mejorar mucho la primera impresión que transmites a otros y el modo en que te perciben.

En cuanto a la psicología del color, se trata de un terreno con una gran trayectoria de investigaciones a nivel internacional. Los colores tienen un impacto psicológico en la persona que los percibe, y este impacto puede llevar a situaciones tan descabelladas como que un asesor financiero vestido de amarillo no transmita confianza o que una primera cita con un traje marrón no acabe bien. Por eso, en función de nuestro objetivo en una situación dada, es importante tener en cuenta qué colores van a ayudarnos a transmitir exactamente lo que necesitamos.

«Cuando una persona tiende a ser interrumpida a menudo, suele ser señal de un carisma descompensado», Sandra Burgos

¿Cómo saber cuáles nos favorecen?

El análisis que nos lleva a identificar qué colores son los que más favorecen físicamente a una persona es muy sencillo. Se trata de observar en la piel, el cabello y los ojos ciertos elementos como son el tono (cálido o frío), el valor (claro u oscuro) y la saturación (brillante o suave). Y en función de la combinación concreta que una persona presente de estos tres elementos, se la ubica en una categoría colorimétrica. Es un análisis que se hace una vez en la vida y nos ayuda a tomar decisiones a la hora de vestirnos, sobre todo, en situaciones en las que nos importa especialmente dar una buena impresión.

Esto tiene una influencia muy potente en nuestro carisma: podemos pulir de forma exitosa las habilidades sociales que nos llevan a impactar en las personas exactamente como queremos, pero ese impacto se verá perjudicado si la imagen que transmitimos dice de nosotros que estamos agotados y desanimados.

¿Cómo evitar ser interrumpidos y hacer que nos presten atención?

Cuando una persona tiende a ser interrumpida a menudo en las conversaciones, suele ser señal de un carisma descompensado. En el carisma intervienen dos componentes principales: la accesibilidad (calidez y cercanía) y la autoridad (competencia y profesionalidad). Para que una persona sea percibida realmente como carismática, ambos deben estar presentes de forma notable, aunque no necesariamente en igual medida. Si una persona transmite una buena accesibilidad, pero una muy baja autoridad, es posible que sea alguien con quien otros disfrutan pasando tiempo, compartiendo confidencias y celebrando. Sin embargo, a la hora de tomar decisiones, su opinión no será la más valorada; a la hora de debatir sobre temas importantes, sus argumentos serán interrumpidos o ignorados; a la hora de asignar un ascenso, esa persona no será contemplada como opción.

Para evitar esta descompensación, debemos reforzar el elemento desventajado (en este caso, la autoridad) a través de un entrenamiento enfocado en la transmisión de competencia y credibilidad. Y esto se hace trabajando el lenguaje corporal, el uso de las palabras y la voz, la psicología de la imagen, el condicionamiento…

¿Persuadimos con la mirada o con los gestos?

Un estudio llevado a cabo en los Países Bajos se enfocó en identificar los elementos no verbales que tienen una mayor influencia en la habilidad para persuadir a las personas. Lo que descubrieron fue que los gestos, el lenguaje no verbal, tienen un papel muy importante en la persuasión. Sin embargo, la mirada es decisiva. Comprobaron que el impacto de los gestos se disparaba cuando se acompañaba de contacto visual. Incluso, el contacto visual por sí solo tenía un impacto mucho mayor que el del lenguaje corporal sin miradas.

En las miradas hay un potencial comunicativo enorme y saber utilizar el tipo de mirada preciso en cada situación puede ayudarnos a impactar en las personas de forma poderosa.

«Sin contacto visual es muy difícil transmitir accesibilidad, que es el ingrediente imprescindible de la conexión interpersonal», Sandra Burgos

¿Hay diferentes tipos de miradas?

Sí y cada tipo de mirada transmite una intencionalidad específica. Los tres principales tipos de miradas que las personas utilizan de forma inconsciente (o estratégica, con el conocimiento adecuado) son la mirada de poder, la mirada social y la mirada íntima. Aplicando una u otra podemos comunicar nuestras intenciones sin pronunciar una sola palabra. También podemos marcar límites, establecer el ambiente de una interacción desde el primer segundo, reforzar nuestra autoridad o nuestra accesibilidad, conectar con la otra persona…

¿Qué podemos hacer si nos resulta complicado el contacto visual?

Si generalmente el contacto visual te resulta complicado, es probable que también hayas notado que te cuesta conectar con las personas. Y es que el contacto visual es una parte muy importante de las interacciones sociales. Sin contacto visual es muy difícil transmitir accesibilidad, que es el ingrediente imprescindible de la conexión interpersonal. De modo que conviene buscar una solución si mantener contacto visual te supone un desafío.

Lo primero que puedes probar es a cambiar el enfoque. El contacto visual es una herramienta fantástica para personas introvertidas, porque las miradas comunican mucho y, en ocasiones, pueden llegar a sustituir a una buena parte de la comunicación verbal. Así, aprender a aplicar el contacto visual estratégicamente te va a permitir participar menos en la conversación a nivel verbal y seguir transmitiendo muchísimo. Solo necesitas entrenar un poco esta habilidad.

Y si tu dificultad con el uso de la mirada no da el brazo a torcer, haz trampa. Según descubrió una investigación reciente de la Universidad Edith Cowan, el cerebro no percibe demasiada diferencia entre el contacto visual directo hacia los ojos de la otra persona y el contacto visual dirigido a zonas cercanas a los ojos, como puede ser la parte alta de la nariz, o las cejas. Si diriges tu mirada a esas zonas durante una conversación, tú te sentirás menos violentado por la intensidad de una mirada directa y la otra persona no se dará cuenta de la diferencia, de modo que la conexión interpersonal no se verá perjudicada.

Sobre la autora

Sandra Burgos es pedagoga, especialista en liderazgo emocional e investigadora en la Universidad de Santiago de Compostela. Además, es la creadora de la plataforma 30K Coaching y del canal de Youtube SandraBurgos - Coaching de IMPACTO, que cuenta con más de 350.000 suscriptores.

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