Dinosaurios en Andalucía

La huella de la prehistoria pisa fuerte en Andalucía

Vestigios de dinosaurios y otros animales del triásico y del jurásico jalonan la región

Huellas de arcosaurus en Santiesteban del Puerto ABC

Javier López

El 90% de las especies de la tierra desapareció hace 250 millones de años por dos acontecimientos simultáneos: el impacto de un asteroide y la actividad ígnea de la Trampas Siberianas. Enormes cantidades de lava propiciaron el ciclo de la muerte, caracterizado por la emisión de grandes cantidades de dióxido de carbono que propiciaron un aumento de temperatura y la liberación del metano de los océanos. Los gases volcánicos, al mezclarse con el vapor de agua, produjeron una lluvia ácida que afectó a la vegetación, al suelo y al mar. La vida estuvo a punto extinguirse, pero, lejos de hacerlo, se diversificó en el tránsito hacia el período triásico, cuya huella es perceptible hoy en Andalucía.

En el triásico se hizo patente la fragmentación del megacontinente Pangea, hecho que favoreció la diversificación de organismos marinos y terrestres. Surgen los primeros cocodrilos, las primeras tortugas, los precursores de los mamíferos y también irrumpen en el ecosistema los arcosaurios, de los que derivan los dinosaurios, que dejaron su impronta en las areniscas rojas que hoy ocupa el municipio jiennense de Santisteban del Puerto. Protegidas por una edificación cerrada, 24 huellas de hasta 9 centímetros de profundidad, impresas sobre arcilla, atestiguan que hace 230 millones de años un grupo de arcosaurios transitó por esta tierra.

Como lo hizo el notosaurios, un reptil de 5 metros de longitud y dientes afilados, del que se han hallado restos óseos, y que evoca a los protagonistas de «Jurassic World: el reino caído» , la quinta entrega de la saga jurásica de Steven Spielberg recién estrenada, que en esta ocasión cuenta con sello del director español J. A. Bayona.

Otros animales son el placodonto, parecido a la tortuga, pero en nada emparentado con ella, de 1,5 metros y mandíbulas fuertes, con las que trituraba su menú de crustáceos. O el tanystropheus, cuyo cuello, que medía 3 metros, le permitía pescar sin tener que entrar en el agua. En la que por entonces moraban el hybodus y el acrodus, dos tiburones de tamaño medio. El primero es calificado como un depredador oportunista por el paleontólogo Matías Reolid, que define al segundo como un nadador lento que, en función del estudio de los restos fósiles descubiertos en diferentes yacimientos, vivía cerca del fondo marino.

El placodontoy (en la otra página arriba) y el arcosaurioie, junto a estas líneas ABC

Reolid, investigador de la Universidad de Jaén, advierte del riesgo de mirar el registro geológico con ojos contemporáneos. «Andalucía, obviamente, no existía. Sólo es posible aproximarnos a lo que fue, no a partir de lo que concebimos, sino de lo que descubrimos». Por ejemplo, las huellas del batrachotomus, un gran reptil, que fueron halladas hace un par de décadas en Cambil por el profesor de la Universidad de Granada Alberto Pérez López. Miden 32 centímetros de longitud. Constituye un rastro aislado, de un animal no gregario, asegura el paleontólogo jiennense, que define a los ejemplares de esta especie como terribles predadores, tanto por su tamaño, 5,5 metros, como por su enorme mandíbula. Aclara que estaban en la cima de la cadena trófica.

Los reptiles mantuvieron este primer puesto durante el jurásico. Hace 201 millones de años se produjo un cambio climático relacionado con la nueva configuración de los mares y las tierras emergidas. La temperatura media descendió. La humedad propició el aumento de la vegetación, que a su vez repercutió en los herbívoros, presa predilecta de los carnívoros. De los primeros se han hallado en la Península Ibérica restos del losillasaurus, que superaba los 20 metros de longitud y las 25 toneladas. En cuanto a los depredadores, destaca la presencia del carnosaurus y el concovenator, que medían hasta 11 metros.

Las rocas jurásicas que aparecen en esa época en lo que hoy es Andalucía corresponden a ambientes marinos. En ellas se han hallado restos de una tortuga marina de considerable tamaño, la hispaniachelys prebética. El único ejemplar fósil encontrado de esta especie en el mundo, y el más antiguo de tortuga en la Península Ibérica, descubierto por Reolid en la Sierra de Cazorla, está depositado en el aula del museo de paleontología de la Universidad de Granada . También en esta zona de Jaén emerge el cretácico, que se inicia hace 141 millones de años. En ella se han hallado restos fósiles de teleosaurio, cocodrilo marino de dientes similares a agujas. Y huellas de un reptil de 4 metros, previsiblemente de coelosaurio, en la sierra del Pozo, próxima al nacimiento del río Guadalquivir.

Los restos de animales prehistóricos posteriores surgen en diversas provincias andaluzas. En ellas se han encontrado fósiles de hace 10 millones de años. En concreto, hay restos de columnas dorsales de mamíferos dentados en Hornachuelos (Córdoba) y de organismos marinos en Lepe (Huelva), Villanueva de la Reina (Jaén), así como en los municipios almerienses de Viator y Cuevas de Almanzora. Más recientes, pero también de gran riqueza, son los yacimientos de vertebrados descubiertos en diversos municipios de Granada. En concreto en Guadix y Baza se han hallado restos de tigres de felino s de dientes de sable y rinocerontes. Y, en Padul, de mamut.

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación