Imagen del templo anglicano del XIX en el interior del cementerio
Imagen del templo anglicano del XIX en el interior del cementerio - francis silva
Patrimonio

Miradas femeninas sobre el Cementerio Inglés de Málaga

Un libro recoge las impresiones de nueve viajeras del XIX sobre el primer camposanto anglicano de España

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

La tumba del hispanista Gerald Brenan, al que la ciudad rinde ahora homenaje, reposa sin adornos junto a la de su esposa en uno de los bancales de tierra del Cementerio Inglés de Málaga, el primer camposanto protestante anglicano levantado en España, que 182 años después de su creación sigue luchando con escasos recursos públicos por mantener viva la historia más reciente de Málaga.Muchos escritores y viajeros, la mayoría británicos, han recogido en sus obras impresiones sobre la riqueza botánica y el patrimonio artístico de este enclave, una de las joyas de Málaga. La  Fundación Cementerio Inglés de Málaga, que vela por su mantenimiento, saca ahora a la luz un nuevo libro, «Estudios sobre el cementerio inglés de Málaga», escrito por su vicepresidenta, la historiadora Alicia Marchant, con extractos de los libros de viajes de nueve mujeres que lo visitaron entre mediados del siglo XIX y principios del XX.Todas estas viajeras, mujeres cultas de la alta burguesía, glosaron la riqueza del camposanto, tras pasar por Málaga, como explica Marchant, dejando en muchos casos detalles hasta entonces desconocidos.

Tal es el caso de Dora Quillinam, quien en 1847 descubre el reparto de los enterramientos en las dos plataformas de la zona más antigua del cementerio; la inferior para los marineros y la superior para los hombres que vivieron en la tierra.Otras escritoras alabaron su disposición, o los monumentos que evocan los cementerios victorianos del Reino Unido. «Un lugar tan adorable que incluso podría hacerle a uno enamorarse de la muerte», cuenta Margaret Thomas en su obra «Spain and Tangie» (1892) . «Los ingleses han conseguido en la ladera de la colina un refugio para sus muertos», relata Valérie de Gasparin en «Andalousie et Portugal» (1886).No faltan alusiones a la vegetación o la situación privilegiada del cementerio, concebido extramuros pero ahora enclavado en el centro de la ciudad. «El cementerio protestante está a un paseo de unos quince minutos desde el puerto, cerca del mar; es pequeño pero hermosamente dispuesto con plantas y flores», señala en 1841 Lady E. Mary Grosvenor, una íntima amiga de la Reina Victoria de Inglaterra. «Un bello lugar con caminos bien dispuestos y muy bien conservado», dice en 1868 la novelista Caroline H.Pemberton en «A winter's tour in Spain».El cementerio se creó en 1830 gracias a la iniciativa del cónsul británico William Mark, que quiso buscar un lugar apropiado para dar sepultura a los fallecidos de la importante colonia británica residente en Málaga a comienzos de siglo y cuyos cuerpos se depositaban en el mar o en las playas de La Malagueta. Precisamente, la zona más antigua del recinto, con tumbas cubiertas de conchas y en un estado de conservación muy deteriorado, recuerda a Jhon Bevan, comerciante británico fallecido en 1.816 y cuyos restos se abandonaron en la playa.Uno de los primeros enterramientos fue el de Robert Boyd, fusilado junto al general Torrijos en 1831 en las playas de San Andrés. Un año después de su creación el cementerio se abrió a enterramientos de otras nacionalidades; ciudadanos agnósticos o incluso judíos que eligieron reposar en este enclave. Entre los personajes ilustres que guardan sus muros están el poeta Jorge Gillén, el médico Joseph Noble, que dio nombre al Hospital Noble de la ciudad, o la escritora y economista Majorie Grice-Hutchinson, fallecida en 2003 y una de las últimas en ser enterrada.Aquí se hallan los cuerpos de los 41 marineros alemanes del buque Gneisenau, que se hundió el 16 de diciembre del año 1900 frente a las costas de Málaga tras rechazar refugiarse en el puerto. El gobierno alemán construyó años después el Puente de los Alemanes como ofrenda a los pescadores locales que salieron en auxilio de los marineros. El Rey Alfonso XII concedió a Málaga el título de «muy hospitalaria» que reza su escudo en reconocimiento a esta labor.

 

Ver los comentarios