Coral naranja de las costas de Granada
Coral naranja de las costas de Granada - ABC

A patadas con el coral de Granada: los buzos ponen en peligro el fondo marino

La elevada cantidad de inmersiones en la costa granadina afecta a la fauna de la zona

GRANADA Actualizado: Guardar
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El coral naranja de las costas de Granada tiene a su mayor enemigo en los buzos que se sumergen precisamente para verlos. Un estudio de la Universidad de Sevilla alerta de que la actividad humana está dañando esta especie catalogada como vulnerable en el catálogo español de especies amenazadas.

«Con unas indicaciones de no más de diez minutos es suficiente», explican los investigadores de la Hispalense que han llevado a cabo el estudio. «Muchas veces se hace daño por ignorancia», añaden.

Además de explicar a los buzos la importancia de esta zona y de sus corales, la otra medida que proponen desde la Hispalense es la reducción de inmersiones en la costa granadina. Hay espacios de la misma donde se dan hasta 8.000 «chapuzones» de los buzos que quieren ver los fondos marinos andaluces.

Según cuentan desde la Universidad de Sevilla, los investigadores compararon el daño que se había causado a los corales en dos zonas distintas. Por un lado, una playa de fácil acceso donde hay muchas inmersiones al año. Cualquier aficionado puede llegar y zambullirse para ver los corales. Por otra, en una zona de difícil acceso donde se producen muchas menos inmersiones y tienden a ser de personas con más experiencia. El resultado fue revelador: cuantos más buzos pasan por la costa, más trozos de coral roto hay en el lecho marino y, además, más de estos animales naranjas están dañados.

«El umbral máximo de capacidad de carga de buceo señalado por diversos estudios se sitúa entre las 500 y 5.000 inmersiones por sitio al año», y, sin embargo, en la zona de acceso más fácil «se alcanzan las 8.000 inmersiones anuales». Además, «a este elevado número de inmersiones hay que añadirle la baja experiencia de un número importante de buzos que frecuentan la zona, lo que puede reflejarse en un menor control de la flotabilidad en muchos casos y, por tanto, provocar un daño por contacto no intencionado de los buzos o sus equipos con el coral», explica el profesor de la Hispalense Free Espinosa.

Coral naranja en la costa de Granada
Coral naranja en la costa de Granada - ABC

Los científicos advierten que no solo peligra el coral que los buzos golpean. También las criaturas que viven dentro y también de este animal. «Además de ser una especie protegida, su conservación es importante porque es una especie bioconstructora en cuya estructura viven otros organismos marinos, como señalan los resultados concluyentes de otro estudio desarrollado por estos investigadores».

«Muchos de los buzos habituales de la zona son conscientes de que el entorno marino se está degradando», explican el doctor Espinosa, «y estarían a favor de que se establezca algún tipo de control». Si no se establece alguna medida, el coral naranja puede tener los días contados.

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