Urbanismo ingresa un 16% más por licencias a pesar de su lenta tramitación

El ciclo de la recuperación económica se deja sentir en la ciudad. Y en los ingresos de la Gerencia de Urbanismo también se percibe. Este organismo municipal elevó en 2016 su recaudación por licencias de apertura y urbanísticas un 16%, según la liquidación oficial del Ayuntamiento del pasado ejercicio. Y lo hizo pese a sus problemas de funcionamiento, con demoras en la concesión de los permisos, tal y como han denunciado con fuerza constructores, hosteleros o arquitectos.

La propia alcaldesa, Isabel Ambrosio (PSOE), reconocía esta semana que el servicio de concesión de autorizaciones de la Gerencia es «mejorable». Por su parte, el edil de Urbanismo, Pedro García (IU), culpó de la situación a la falta de personal, que achacó a la gestión del PP en el anterior mandato.

La Gerencia informó de que se acababa de reforzar el departamento de Licencias con dos trabajadores. Y van a realizarse oposiciones (para nueve plazas de funcionario). Se da por hecho que, al menos, dos sean para engordar la plantilla de este servicio. Construcor (patronal cordobesa de la construcción) ha rechazado que las demoras se deban a la falta de personal.

Pese a los problemas que arrastra Urbanismo y gracias a la mejora de la economía, sus ingresos el año pasado por tasas urbanísticas crecieron considerablemente. Subieron un 16,2%. De 2,27 millones ingresados físicamente en 2015 se pasó a 2,63. Son 366.924 euros más contantes y sonantes que fueron a las arcas de la Gerencia.

Esos niveles de ingresos líquidos encajan en uno de los argumentos de defensa de Urbanismo: sostiene que en 2016 otorgó cien permisos más que en 2015. Eso sí, no da el detalle de qué tipo de autorizaciones son ni los plazos de tramitación de éstas. Hay que tener en cuenta que existe una licencia exprés con la que, entregando la documentación necesaria, se pueden hacer obras y echar a andar una serie de negocios (es el caso de muchos pequeños comercios). Luego, Urbanismo tiene cuatro años para hacer las comprobaciones (no son previas, lo que agiliza el proceso), decir si las cosas se han hecho bien y ordenar cambios. Pero las inspecciones van a cámara lenta, con la consiguiente incertidumbre para el empresario que se ha acogido a esta vía para poner en marcha su negocio. Esas cifras de recaudación encajan también en el ciclo de recuperación económica.