TRIBUNA LIBRE

Suciedad en las calles cordobesas

Los ciudadanos pagan los impuestos para reclamar mayor cuidado en el aseo de las calles

Pedro García, presidente de Sadeco, entre dos contenedores en Córdoba Valerio Merino

EPIQUEYA

No, no hablamos de la ciudad de un país tercermundista, ¡Dios nos libre de ello! Nos referimos a nuestra queridísima Córdoba . Con más de dos mil años de historia, ciudad tartesa, preferida por los fenicios, capital de la Hispania ulterior y de la Bética durante la dominación romana, asombro del mundo en la época califal, comparable solo a Damasco. «Cuna de guerrera gente y de sabiduría clara fuente», campea en su blasón.

Hoy día no le podemos aplicar el calificativo de clara si contemplamos sus calles. ¿Por qué decimos esto? Porque no hay nada más que pasear por algunas de sus vías y nos daremos cuenta del descuido que las invade. Sus aceras no invitan a transitar por ellas; están cubiertas de una pátina desagradable que denuncia su falta absoluta de limpieza . ¿Desde cuándo no las han limpiado? Esta operación se pierde en la noche de los tiempos, pues para que hayan adquirido esa suciedad ha de haber pasado mucho tiempo sin que las baldeen ni las cuiden, como las del boulevard del Gran Capitán, las de algunas calles de Ciudad Jardín y otras del Sector Sur, por citar algunos ejemplos.

Recordemos que hace tiempo, cuando no había tantos adelantos ni medios como ahora, se veían por nuestras calles y avenidas equipos de limpieza que, provistos de escobas y mangas de riego , llevaban a cabo la tarea tan necesaria para una ciudad como es que el suelo esté limpio y «escamondado». Entonces el terreno que pisábamos estaba mucho más cuidado, hoy, en cambio, cuando andamos por él, lo vemos, como hemos dicho, abandonado de tal forma que hay lugares en los que el mal olor invade nuestras fosas nasales produciéndonos algo muy parecido al asco.

No nos explicamos por qué existe tan gran dejadez. El Ayuntamiento tiene medios más que suficientes para que nuestras calles y avenidas no estén cubiertas de negligencia en la limpieza , más allá del axioma que dice: «El que más limpia es el que no ensucia». Bien es verdad que vemos personal que se dedica a barrer las calles , pero, posiblemente, no haya suficiente para que ese personal lleve a cabo una limpieza «a fondo». Tiempo atrás los forasteros que nos visitaban quedaban asombrados del aseo y pulcritud que encontraban en sus paseos turísticos. Hoy no es lo mismo, se ha perdido mucha ventaja competitiva en este aspecto y somos testigos de las opiniones negativas en este sentido.

Los ciudadanos pagamos los impuestos municipales , por cierto nada exiguos, para que podamos reclamar a nuestros munícipes responsables que haya mayor cuidado y esmero en la conservación y aseo de nuestras calles, plazas y avenidas, pero mucho nos tememos que estas exigencias van a tener el mismo resultado de aquel que clama en el desierto del pasotismo y la desidia. Nadie nos va a hacer caso ni prestar atención a las demandas que, desde esta página, hacemos con el único motivo de ver a nuestra Córdoba más pulcra, más limpia y más agradablemente transitable. Sin embargo, por la dignidad de nuestra ciudad y de nosotros sus habitantes, reclamamos que esta conducta «limpiadora» se modifique y que el aspecto de Córdoba llegue a las cotas que alcanzó hace ya bastante tiempo.

Así que, desde aquí, emplazamos a nuestro Ayuntamiento para que dé la debida solución a este problema que denunciamos porque, si no, mucho nos tememos que este problema sumará también a otros muchos que tiene nuestra ciudad y eso, que a nadie les quepa la menor duda, se paga en las urnas que, por cierto, ya están cerca...

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