PASAR EL RATO

La religión como antioxidante

A la Junta le gusta que los andaluces vivan mucho, pero para ello hace falta la religión, que no solo de socialismo vive el hombre

El obispo Demetrio Fernández en el colegio Sansueña de Córdoba VALERIO MERINO
José Javier Amorós

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La Junta de Andalucía , madre de todos los andaluces y suegra de Pedro Sánchez , no es partidaria de que los escolares pierdan el tiempo con el estudio de la religión. Ni un minuto a la semana, sería para ella lo ideal. Alguna concesión tendrá que hacer, porque los Obispos del Sur son muy obstinados y los tribunales tienen un criterio más amplio. La solución viene de los Estados Unidos , como Donald Trump y el circo americano, dos conceptos distintos del mismo espectáculo. A la Junta le gusta que los andaluces vivan durante muchos años, felices y resignados bajo su mandato sin fin. Pues para alargar su vida, que es alargar también la de la Junta, los andaluces necesitan unas creencias religiosas, que no sólo de socialismo vive el hombre. Científicos de la Universidad Estatal de Ohio han llegado a la conclusión «in articulo mortis» de que los creyentes viven cuatro años más que los que no tienen fe. Ser ateo es un obstáculo para la longevidad, por lo que se ve. Por lo que se ve en las 1.500 esquelas publicadas en la prensa americana, que han servido de base para el estudio. En Córdoba se analizan los residuos orgánicos de los perros locales, para reflexionar sobre la huella cultural que dejan en las calles de la ciudad. Y en América, más lírica, se estudian los avisos mortuorios de los ciudadanos, para relacionar la religión con la esperanza de vida. Mejor están en América .

Por debajo del nivel de la excelencia, en el que son superiores, los científicos americanos investigan preferentemente sobre tonterías. Asuntos menores, de escaso interés para el progreso de los pueblos, que los estudiosos venden con seriedad de premios Nobel . Los resultados los usan los periódicos para rellenar huecos. No hay suficientes mitos ni delitos para completar diariamente un periódico, y es necesario recurrir al menudeo intelectual, que tiene su público. Uno mismo, por ejemplo. Una investigadora sustituta doctoranda de la Universidad No Inscrita de Pensilvania , ha dedicado doce años de su vida a estudiar todas las sentencias de divorcio dictadas por los tribunales de ese Estado de la Unión. Las conclusiones de su trabajo se han publicado en los Anales de la Sociedad de Abstemios Sin Convicción , una secta tejana de deprimidos, que nada esperan de este mundo y muy poco del otro. Su esperanza de vida no supera los 55 años. Los hombres que beben regularmente cerveza de distintas marcas, concluye la doctoranda Cindy Vázquez -de padre vasco y madre hondureña, plurinacional, como España-, son más proclives a la infidelidad conyugal que los bebedores invariables. Así lo prueban los fundamentos del 80 % de las resoluciones judiciales analizadas. Liberty Rocamora, recepcionista en un garito de Nevada -de padre vasco y madre somalí, plurinacional, como España -, fue condenado en sentencia firme de divorcio a pasar manutención a su exmujer y a cederle la casa. En rueda de prensa resentida dijo, refiriéndose a los bebedores de una sola marca de cerveza y maridos de una sola mujer, que no se trataba de casos de fidelidad, sino de monotonía. Luego aclaró que se refería únicamente a la cerveza. Los gobernantes más prudentes evitan tomar posición sobre materias tan delicadas. Saben que su criterio podría alterar la movilidad sostenible del matrimonio y la transitoriedad energética de la cerveza. La religión ofrece menos dificultades interpretativas. Hay que creer más en Dios y menos en la homeopatía.

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