Sanidad

El Reina Sofía de Córdoba recibe el tercer acelerador nuclear donado por Amancio Ortega

El centro sanitario desarrolla una compleja operación logística para colocar la máquina en el interior de un búnker de hormigón que quedará sellado

El dispositivo aún embalado y la grúa para su colocación en el Hospital Reina Sofía ABC

Rafael Verdú

Doce horas de trabajo de una decena de operarios especializados y una grúa de 80 toneladas han sido necesarias para colocar en su sitio (una «tumba» sellada de hormigón) el último ingenio de tecnología avanzada del Hospital Reina Sofía de Córdoba: un acelerador lineal de electrones (ALE) para luchar contra el cáncer que ha llegado esta mañana.

Se trata de una de las 290 máquinas que el empresario Amancio Ortega , fundador y propietario de un imperio textil con su capital en Zara , ha donado a través de su fundación a los hospitales españoles. Es la última que recibe el centro sanitario cordobés de manos del filántropo gallego y sin ese legado ( de «limosna» lo calificó Pablo Iglesias ) el Reina Sofía no estaría donde está en cuanto a medicina oncológica: tres de sus cuatro aparatos han sido regalos , y en toda la provincia de Córdoba solo existe otra en funcionamiento en un centro privado.

Un operario introduce el acelerador embalado en el sarcófago de hormigón durante la mañana del sábado ABC

Un acelerador de partículas no es una máquina que pueda instalarse en cualquier rincón de un hospital. Para empezar, pesa 6.500 kilos, tanto como un coche pequeño. Pero además, como todo mecanismo basado en la tecnología nuclear (también lo son los Rayos X, por poner un ejemplo sanitario), las radiaciones que emite son peligrosas para el ser humano. El aparato debe estar aislado en una cámara sellada con paredes gruesas de hormigón , capaces de detener las emisiones de energía. En eso ha estado trabajando durante todo este año el Reina Sofía.

La Consejería de Salud ha invertido más de 1,8 millones de euros , aproximadamente lo mismo que cuesta el acelerador, en la construcción de un búnker de concreto que aún no está terminado, pero que alberga desde hoy el acelerador. El edificio, en la Unidad de Oncología Radioterápica, es un sarcófago que quedará completamente sellado antes de poder «enchufar» la máquina en su interior.

Estaba previsto, tal como prometió el consejero Jesús Aguirre a principios de año, que el acelerador estuviera en funcionamiento para estas fechas. Pero la aparición de restos arqueológicos , por no hablar de las complicaciones del trabajo durante la pandemia, han retrasado su puesta en marcha. Antes de que acabe el año terminará la primera fase de las obras para acometer la siguiente etapa en 2021, cuando se espera tenerlo todo listo tal como indica la Junta de Andalucía en un comunicado. Para entonces, el nuevo ALE permitirá tratar a unos 500 pacientes con cáncer más cada año .

Funcionamiento

Los aceleradores de partículas sanitarios emplean las mismas microondas de los utensilios de cocina. Con esa energía generan Rayos X , pero gracias a la tecnología pueden configurar el haz de partículas para que tenga la misma forma que el tumor al que van a atacar. De ese modo, no es necesario operar al paciente -aunque se puede trabajar también a cirugía abierta- ni remover los órganos afectados. Esas son las ventajas de la llamada radioterapia, pero también tiene inconvenientes, como el posible daño por radiación al tejido sano circundante.

Los ALE llevan relativamente poco tiempo como una herramienta más en los tratamientos oncológicos. En España el primero se instaló en Madrid en 2014 y a A ndalucía, que cuenta con medio centenar de aparatos, empezaron a llegar en 2016.

Alternativa: la protonterapia

Hoy en día existe incluso una tecnología más avanzada , pero también más costosa y en fase incipiente. Es la protonterapia , que sustituye los Rayos X por protones, partículas elementales que se encuentran en la base de los átomos. Su principal ventaja es que los haces nucleares pueden configurarse con el tamaño y la forma del tumor , se detienen al alcanzar al objetivo y no afectan -o lo hacen en menor medida que las ondas de radio- al tejido de alrededor.

La empresa norteamericana Mevion Medical ya ha anunciado que h a elegido Córdoba para la construcción de un centro experimental de protonterapia que requerirá de una inversión de 46 millones de euros y que se instalará en el parque tecnológico Rabanales 21.

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