Perdonen las molestias
A tu puta bola
No se asusten. El título que ven es justo lo que respondió el candidato García en una estupenda entrevista de Baltasar López
En opinión del señor García , la pregunta que le formuló nuestro colega Baltasar López en una entrevista de campaña parte de una interpretación que hace el periodista a su puta bola . Eso dijo exactamente. Con todas las letras. Podría haber dicho a su juicio. O, también, a su parecer. La gramática española ofrece un sinfín de opciones para subrayar la subjetividad de tal o de cual afirmación. Pero el entrevistado eligió este giro idiomático como si estuviera apurando la quinta birra en el bar de la esquina. A tu puta bola.
La pregunta que le lanzó el redactor tenía relación con un informe sobre gentrificación del casco histórico . Pero la cuestión de fondo es lo de menos. Irrelevante para el tema que nos trae aquí. Si otorgáramos el beneficio de la duda al señor García, podríamos entender que el candidato a la Alcaldía fue víctima de un lapsus . Esas cosas pasan. Está sometido a una campaña extenuante y cuando se sentó frente a la grabadora se encontraba fatigado y sin reflejos . Podría ser. Pero no es. La siguiente respuesta nos sacó de dudas. Tras la salida de tono, el periodista hiló una frase lacónica: «No nos vamos a poner de acuerdo». Y el señor García, ya crecido y con la portería vacía, remató: «Pero en la puta vida».
Las palabras importan lo que importan. Ni mucho ni poco ni todo lo contrario. Y tampoco vamos a subirnos a la parra del decoro decimonónico ni del lenguaje académico . Pero una cosa es una cosa y lo del señor García fue una castaña pilonga. Lo que acabamos de reproducirle es un extracto de la entrevista que este periódico le ofreció al candidato en el marco de las elecciones municipales del próximo domingo y cuya lectura le recomendamos encarecidamente.
El redactor hizo su trabajo de forma impecable. Afiló las preguntas , reformuló cuando fue preciso y taponó las salidas en el momento en que el interlocutor pretendía irse por la tangente. Eso dicta la biblia del buen entrevistador . De lo contrario, cualquier responsable público con oficio te hace una lambretta en el área chica y te deja quebrado en el suelo con cara de alcachofa. Eso pasa todos los días con sus respectivas noches.
Por eso precisamente el señor teniente de alcalde evacuó el exabrupto que acabamos de deletrearle más arriba. Porque nuestro colega hizo lo que debía hacer de forma escrupulosa. Y de manera educada. Los periodistas, a veces, somos impertinentes . Debemos serlo. Nos pagan para que los responsables públicos respondan por sus compromisos ciudadanos y no por lo que les conviene responder . Que es lo que viene sucediendo de forma reiterada.
Una entrevista común adquiere el rango de gran entrevista cuando tu interlocutor abandona el burladero de lo políticamente correcto para descender al barro. Ahí has ganado. Ha ganado el periodista pero, sobre todo, los lectores . Cuando logras que el entrevistado cuelgue el disfraz en la percha y salga a cuerpo descubierto al cuadrilátero es que estás haciendo tu trabajo correctamente. Hablamos, lógicamente, de las entrevistas de naturaleza política . Aquellas protagonizadas por profesionales del regate corto, los juegos de mano y el truco del cubilete.
Balta es un tipo tranquilo . Háganme caso. Un periodista capaz de modificar la mecánica de sus extremidades inferiores para evitar pisar una hormiga con el zapato. Pero eso no está reñido con cumplir su deber profesional como extraordinario entrevistador que es. Aún a riesgo de exponerse a la procacidad de cualquier candidato incontinente. Como en aquella antológica entrevista con la señora Aguilar de mayo de 2007 . Eso es periodismo. Y de muchos quilates.
Noticias relacionadas
