Patios Córdoba 2022

(Vídeo) Los barrios de San Pedro y Santiago, monumentos en los que quedarse a vivir

Los recintos de la Ajerquía muestran la esencia del certamen como una forma de estar en el mundo

Malestar entre algunos propietarios y cuidadores por la nueva categoría de 'Patios Singulares de Córdoba'

Los Patios de Córdoba reciben cerca de 400.000 visitas la primera semana del festival

Visitantes en el patio de Agustín Moreno, 43, en el barrio de Santiago Valerio Merino
Luis Miranda

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Sucede casi siempre en el momento en que el teléfono está guardado en el bolsillo y su dueño ha conseguido olvidarse de él. Cuando el corazón tranquilo mira sin prisa por los ángulos y las galerías, por las flores y donde la fuente canta con agua , llega un momento en que apetecería quedarse.

Los monumentos son siempre construcciones excepcionales que sirven para algo que no forma parte de la vida cotidiana de las personas. Se pasa por ellos y se les rinde admiración , pero el visitante tiene que marcharse, porque no están hechos a su medida.

Los Patios de Córdoba son ante todo lugares para vivir y quien los pisa, si sabe donde está, nota que le gustaría quedarse, que puede envidiar a quienes cuidan del lugar y pueden sentarse tranquilamente en la época del año en que no hay visitas.

Por eso a veces hay que urgir para que los van de patios salgan de uno y dejen entrar a los demás, que están haciendo cola fuera. Porque nadie quiere dejar de estar en el sitio en el que se encuentra a gusto , aunque no sea su casa.

Ese sentido de lugar para la vida es la esencia de la fiesta de los Patios de Córdoba, el sentido de su declaración como P atrimonio Inmaterial de la Humanidad , es la cultura y la tradición de engalanar la casa propia.

Sucede en todos, pero está en común en la ruta de los barrios de San Pedro y Santiago , donde se pueden rastrear las señales de la vida diaria de quienes están allí todos los días, lo cuidan y lo abren para que se pueda conocer.

De la cola de gato al rosal

Pasa en la calle Aceite , con sus dos o tres patios consecutivos, la piscina, las hojas de acanto y las flores multicolores que decoran la fuente que recibe. Muchos querrían pasar la tarde junto a la palmera, espiar el crecimiento de las azucenas y de la celestina.

Pasa en la calle Tinte, en el patio antiguo y de apariencia humilde que en sus vigas de madera sabe mucho del vivir sencillo de quienes un día dieron un paso adelante que convirtió a los Patios de Córdoba en todo un atractivo para una ciudad que ya los tenía.

Los que van hasta la calle Barrionuevo , a una casa nueva que vio crecer la cola de gato, el rosal de pitiminí y la buganvilla en las calles recónditas una collación vieja, bien sabrán que no querrían marcharse tan pronto como se hacen las visitas.

Santiago es para muchos un barrio que ya apenas lo es, pero reverdece en estods días como pocos de los que participan. En su arteria principal, la calle Agustín Moreno , está el número 43, con arcos antiguos y una fuente cantando. Muchos pensaron lo bien que estaría sentarse en sus galerías a leer.

Patio de Tinte, 9, uno de los clásicos del certamen Valerio Merino

En Alfonso XII, 29 , el patio es pequeño y entoldado, y los pájaros cantan en las jaulas y parecen dialogar unos con otros. Hay gente que espera y no se puede detener uno a disfrutar del silencio y de la vida que late en los objetos de filigrana .

El jardín de la plaza de Las Tazas, que así lo llama su propietaria , también tiene las señales del lugar en que uno se quedaría en torno al bambú , los grandes árboles, los invernaderos, las suculentas y la ciudad a la que no pueden llegar los coches.

Se comprende entonces que en La Palma , al calor de la buganvilla y de la fuente con esculturas de lata, del limonero que parece a punto de reventar de amarillo fuerte, las visitas sean de las que guardan silencio y se esperan, y que en Isabel II más de uno soñara con sentarse a descansar disfrutando del jazmín y los capiteles antiguos.

Son los patios de un barrio viejo y recóndito y lleno de sopresas, que abre la Casa de las Campanas como un monumento mudéjar entre las centáureas y las flores rojas pensando en la vida que allí tendrían quienes optaron por los bloques verticales.

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