Chica de Córdoba desaparecida

El último sueño de Mayte Cantarero

La joven de Córdoba hallada muerta en un barranco de Madrid, aficionada a la poesía, siempre quiso publicar un libro

Mayte Canterero, en una imagen de sus redes sociales ABC

Rafael Verdú

Mayte Cantarero era una joven que, como todos los jóvenes, tenía sueños. Le gustaban la fotografía, la literatura y, especialmente, la poesía. Daba rienda suelta a sus pasiones y aficiones en las redes sociales, donde sólo compartía lo creaba con sus amigos más cercanos. También escribía e ilustraba sus textos con imágenes que buscaba a propósito en alguno de sus largos paseos en solitario. En uno de ellos, en el fondo de un barranco , quedaron sepultados para siempre todos esos sueños.

Puede que no todos.

La joven cordobesa criada en Fidiana siempre quiso publicar un libro. Era su mayor ilusión, como relata uno de sus amigos, José Manuel Serrano . «Ella quería sacar un libro. Estuvo en varios cursos de redacción y de creación de textos... eso era lo que le encantaba», rememora. Y además de escribirlos, también les ponía voz. Luego subía sus creaciones a Instagram. Así se conocieron Mayte y José Manuel.

Ahora la familia de Mayte le ha pedido a José Manuel y a otros amigos cumplir aquel sueño tan sencillo, y a la vez tan complicado, de publicar un libro póstumo con sus relatos, textos, poemas, fotografías... todo lo que sirva para mantener vivo el espíritu de esta joven cordobesa que, recuerda José Manuel, «siempre prefería ayudar a ser ayudada».

Mayte Cantarero estudió en el el colegio El Carmen de Córdoba capital. Vivía en Fidiana con su madre y a finales del año pasado se trasladó a Rivas-Vaciamadrid , donde vivía un tío suyo, para buscar trabajo. Allí se desempeñó un tiempo en una inmobiliaria como agente de captación y sus compañeros y clientes la recuerdan «con mucho cariño», apunta Priscila, una colega de trabajo. Su amiga de Madrid aún se acuerda de « las tardes en la oficina sentada junto a mi mesa en su ordenador; siempre íbamos a comer a sitios agradables en sus ratos libres como el mercado de San Miguel».

Le gustaban, también, los animales, hasta el punto de que «me daba consejos para mi mascota» , relata José Manuel. Y es que ella era una persona llena de «ternura y diversión, de las que te dejan huella».

Tan es así que, tras conocerse su muerte, «hay gente que nos está escribiendo de toda España porque compartía con ella la pasión por la escritura. Muchos están destrozados», explica su amigo. Entre todos tal vez consigan cumplir ese sueño de Mayte.

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