Contramiradas

Herminio Membrives, fundador de un centro para menores: «Quien salva a un niño se salva a sí mismo»

Dejó su empresa de joyería para montar un hogar de niños en Camerún. Ha vivido en chabolas y se ha lavado en un cubo. «África me cambió», asegura

Herminio Membrives, en el bar La Bicicleta de Córdoba, durante la entrevista Valerio Merino
Aristóteles Moreno

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Un día cogió un avión y se plantó en la India para trabajar como voluntario en un centro de la Madre Teresa de Calcuta . Otro cruzó el Atlántico para echar una mano en un centro de niños desamparados en Lima .

No todo el mundo está dispuesto a dejar una confortable vida de empresario para fundar una casa de acogida de niños abandonados en Camerún . Herminio Membrives lo hizo. En 2016, se instaló en un pequeño pueblo del norte del país africano sin agua y sin luz eléctrica. Por el hogar han pasado decenas de niños de la calle . Chiquillos sucios, maltratados y desvalidos de un país del continente más pobre del planeta.

Ahora vive en Málaga gran parte del tiempo. Se casó con una camerunesa y es padre de dos hijos. El hogar de niños desamparados sigue abierto. Membrives viaja intermitentemente a Camerún y ha reanudado su trabajo en la empresa familiar . Nos cita en el bar La Bicicleta una tarde tórrida de agosto. La suya es una historia de valentía y generosidad.

De vender diamantes a acoger huérfanos. ¿Qué ha ganado con el cambio?

He aprendido que no todo lo que brilla es un diamante. También que lo que no se financia no se hace. Yo pensaba que con el amor es suficiente. Me ha costado sangre y fuego entenderlo. Desgraciadamente, hace falta dinero.

A los 16 años ya trabajaba haciendo recados en una empresa familiar de joyería . A los 18 se convirtió en representante por toda Andalucía. A los 22 montó su propia firma de c ompraventa de diamantes , donde llegó a tener media docena de empleados. Fue poco después cuando cayó en sus manos un libro de Muhammad Yunus , Premio Nobel de la Paz por sus trabajos académicos sobre el microcrédito para impulsar el desarrollo de las comunidades más pobres.

Su lectura lo transformó. Sobre todo, cuando en la India se dedicaba a afeitar y a lavar la ropa de las personas mayores vulnerables : «Me impresionó cuando tuve que tocarlas. Aquí no tocamos a las personas desamparadas». En el hogar de niños abandonados de Perú ya cimentó su vocación humanitaria y decidió dar un vuelco a su vida.

Herminio Membrives, durante la entrevista Valerio Merino

Su proyecto inicial fue recorrer África en bicicleta y trabajar como voluntario donde el destino lo reclamara. Pero su profesor camerunés de francés lo convenció para que empezara en su país. Se estrenó cultivando plátanos y acabó montando una empresa de energía solar para proveer de luz eléctrica y bombear agua, uno de los principales déficits de Camerún. Grandes áreas rurales no tienen luz ni disponen de agua corriente. Mucho menos potable. Sus placas solares, que fabricaban empresas cordobesas, han permitido dar luz a farolas públicas , radios comunitarias o captar agua para un campo de refugiados de 20.000 personas. Y, sobre todo, han financiado parte del centro de acogida de niños.

«Cuando tu madre se haya muerto por falta de dinero para el hospital, te vas nadando a cualquier parte»

¿Qué tenemos que aprender de África?

Alguien me dijo una vez: fui a cambiar algo y ese algo me cambió a mí . De África hay que aprender una cosa: que todos los estereotipos tienen que desaparecer. Los africanos tienen el corazón duro por todo lo que han sufrido.

¿Y qué cliché le saca de sus casillas?

Que África no es solo pobreza . Que no llegamos con el avión y vamos quitando machetes. En África, la gente se levanta por la mañana, se viste con lo más limpio que tiene y se va a trabajar . Aquí en España no vemos imágenes de gente trabajando en África. Solo vemos animales salvajes, hambrunas y guerra.

Herminio Membrives, en el Paseo de la Ribera de Córdoba Valerio Merino

¿Quien salva a un niño salva a la humanidad?

Quien salva a un niño se salva a sí mismo. El tiempo que ha estado contigo, ese niño ha estado bien, protegido y feliz. Para salvar a la humanidad hay que salvar a todos los niños.

En Camerún usted se ducha con un cubo de agua y tiene luz cinco días al mes. ¿Eso es vida?

Al principio te impacta. Yo he vivido en chabolas . Me ha mordido una rata durmiendo. Me he bañado con cubos de agua. Pero luego desaparece el malestar. Te adaptas. Lo que duele es ver cómo en la puerta de un hospital hay una madre con un niño y el labio roto y que necesita dos euros para ser atendida. Si no tienes dos euros, no lo atienden aunque el niño no pare de sangrar. Eso es lo que te destroza.

¿Usted ya distingue el sí que es sí del sí que es no?

Eso me lo dijo una monja de Duala. «Cuando lo distingas», me dijo, «ya te podrás sentir africano». Yo no podía imaginarme que aquello era tan diferente. Allí el que engaña está haciendo negocios. Y para nuestra cultura eso es un shock.

«La primera vez que toqué a un anciano abandonado en la India me impresionó»

¿África tiene arreglo?

Hasta que a los que les interesa quieran. El país con más desarrollo, Libia , nos lo cargamos. Tenían electricidad, educación y agua potable . Las personas tienen arreglo y la culpa no la tienen los africanos. Las circunstancias son las que hacen a las personas. Las condiciones de vida y las expectativas de vida.

¿Europa hace todo lo que tiene en su mano?

No lo sé. Visualmente ves que invierten dinero , pero todo lo que se hace es a cambio de cosas. Ahora, mientras estamos hablando, hay un niño en la calle. Solucionar la extrema pobreza está en manos de Occidente. Lo que allí pasa es incomprensible. A mí me ha engañado una autoridad de Camerún. Se quedó con ocho mil euros de un terreno para un centro de niños. Y ese mismo terreno se lo vendió a más gente. Todo es fruto de la miseria a largo plazo. Donde no hay protección ni salud pública no se puede vivir en paz.

Herminio Membrives, durante la entrevista Valerio Merino

El primer centro para niños de la calle lo abrió en un pequeño poblado a 70 kilómetros de Ngaundere , la ciudad más importante de la comarca, con casi 200.000 habitantes. El alcalde le cedió unos terrenos para poner en marcha el proyecto. Las condiciones, sin embargo, eran extremadamente precarias. No tenían luz ni agua. Tampoco disponían de frigorífico. Instaló paneles solares para dotarse de electricidad y para conservar los alimentos recurrieron a la tradicional práctica del ahumado. Exactamente igual que la población local.

«África no es solo pobreza. La gente se levanta, se viste con lo más limpio y va a trabajar»

Un año después trasladaron la sede del centro a Ngaundere . Allí es donde estaban los niños desamparados en la calle , muchos de ellos consumidores de pegamento y en la órbita de la delincuencia infantil. «Además teníamos en Ngaundere la oficina de la empresa de energía solar y recorrer cada día 70 kilómetros por carreteras muy malas era agotador», explica Herminio Membrives.

¿La educación es el oro negro del continente africano?

El oro negro son las personas. Cada vez que un niño que vive en la calle sufre una agresión lo están destrozando. Y terminará en la cárcel con 14 años. Hay que crear las condiciones para evitarlo. El mundo tiene que cambiar. Yo lo he visto. Niños que estaban en la calle repudiados por todos , los metes en la escuela y se convierten en el primero de ochenta alumnos. Otro niño vino al centro de acogida con 10 años después de caminar más de 280 kilómetros. Ese tenía problemas y se escapó más de diez veces . Ahora está súper motivado y saca buenas notas. Solo porque le das las condiciones.

Herminio Membrives, en el Puente de Miraflores de Córdoba Valerio Merino

¿Y qué hacemos con las pateras?

Yo mismo dije allí un día: si no tuviera pasaporte, cogía una patera . Hay que poner los medios. Ellos hacen lo que tú: levantarse cada mañana e intentar salir adelante. Cuando se te haya muerto tu madre porque no tenía dinero para el hospital, dime si no te vas nadando a donde haga falta. Yo allí lo he sentido. La gente no viene en patera por gusto.

La esperanza de vida de Camerún es de 56 años. Yo ya estaría muerto.

A mí ese dato me impactó. Y hay algún país por debajo. Creo que Liberia . En Camerún no ves ancianos. No hay médicos o no están bien formados. Si tienes malaria, tranquilo. Pero cuando te dicen que no saben lo que tienes, échate a temblar.

«He vivido en chabolas y me ha mordido una rata mientras dormía. Te adaptas»

¿La mujer africana lo tiene más crudo?

Allí el hombre tiene todo el poder . Las leyes le benefician. No existe el maltrato de género. Existe el maltrato y punto. Eso sí: los jóvenes universitarios ya no harán matrimonio infantil o ablación.

¿Occidente morirá de opulencia?

Occidente descubrirá que el reparto es necesario para ellos. En una olla a presión, hay que dejar salir el aire. Si no, explota.

¿A qué hemos venido a este planeta?

Durante mucho tiempo pensé que el fin último es dar lo mejor de ti a los demás .

¿Ya no lo piensa?

Ya no lo sé. Pero debería ser así.

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