Patrimonio

El enigma resuelto de San Nicolás de la Villa de Córdoba

Los trabajos para restaurar el patrimonio han permitido constatar qula torre no tiene origen musulmán: es del siglo XV

La torre de San Nicolás MIGUEL ÁNGEL SALAS

Félix Ruiz Cardador

LAS viejas postales de la primera mitad del siglo XX , hoy tan buscadas, solían incluir en sus colecciones de Córdoba a la céntrica iglesia de San Nicolás de la Villa de Córdoba . Siempre en vertical, para magnificar su estilizado campanario, que de forma constante aparecía citado como «Torre de San Nicolás, antigua torre árabe». Tal conclusión partía de la idea de que las iglesias fernandinas las edificaron los cristianos después de tomar la ciudad sobre antiguas mezquitas, algo que la arqueología ha probado en casos emblemáticos como San Lorenzo o Santiago .

Lo de la torre de San Nicolás, por más que aparezca hoy como dato probado en Wikipedia , no pasó nunca sin embargo de ser una especulación, pues jamás se excavó en ella. Y el misterio ha quedado resuelto ahora al fin, pues en los trabajos de restauración a los que se ha sometido la edificación, tan característica de una de las zonas más transitadas de la ciudad, se ha comprobado que la torre se edificó de nueva planta, sin que haya en ella resto alguno musulmán. «Esa hipótesis está ya descartada», explica el arqueólogo que ha estado al frente de estos trabajos, Francisco Javier Peña . Las viejas postales se quedan así desfasadas y se resuelve un pequeño debate histórico que solía aparecer cuando se abordaba un asunto tan interesante como el de las mezquitas que hubo en la Corduba andalusí.

La restauración, cuyo resultado ya se puede ver si se transita delate de la iglesia, han sido financiados por los fondos parroquiales casi en su totalidad

El origen de estos trabajos en San Nicolás , que van mucho más allá de lo que es la labor arqueológica, tienen su origen en un temporal de viento. Ocurrió el 1 de marzo de 2018 , cuando la Policía Nacional se vio obligada a acordonar la zona para evitar peligros a los viandantes. José Salamanca, responsable de Patrimonio de la parroquia,recuerda que entonces se desprendió el enfoscado del cuerpo de campanas. Salamanca añade que, una vez montado el andamio, «se vio que los elementos ornamentales estaban que se caían». Así que la parroquia, con el sacerdote Antonio Evans como principal impulsor, comenzó a trabajar en el proyecto bajo la tutela de la Delegación de Cultura al tratarse de un BIC . En cuanto a la financiación, ha salido casi en totalidad de los fondos parroquiales, gracias, según explica Salamanca, a que «tenemos una feligresía espléndida». El resultado de estos trabajos, en los que han intervenido también los arquitectos Felipe Romero y José Enrique Crespo y la restauradora y conservadora Ana Infante, ya se puede ver si se transita por delante de la iglesia y la sensación de los responsables de la parroquia no puede ser más positiva. «A la torre se le ha dado vida para muchos años», concluye Salamanca sobre estas labores.

Una litografía de Francisco Javier Parcerisa de 1855 ABC

Dado que a situación de inseguridad provocada por el temporal obligaba a intervenir, también se abría la puerta a realizar un estudio arqueológico en profundidad. Para ello, se ha contado con el especialista Francisco Javier Peña , que explica que «uno de los objetivos que nos marcamos al iniciar la restauración fue comprobar si lo que tradicionalmente se decía sobre el origen árabe era cierto o no». El arqueólogo señala que no existe ningún indicio de origen musulmán, por lo que esa posibilidad, que llegó a estar incluso en el imaginario colectivo de los cordobeses, queda descartada. Explica Peña que bajo la iglesia sí se aprecia una estructura cuadrangular fosilizada, que tal vez podría ser un indicio de un antigua mezquita, pero la torre actual no pudo ser alminar pues se construyó de nueva planta sobre un espacio que carecía de estructuras previas.

De Hernán Ruiz «El Viejo»

«Se construyó en el siglo XV , en la parte final del siglo, y fue una edificación externa y adosada», señala el investigador. Más allá de ese asunto, la labor del arqueólogo y la restauradora ha permitido confirmar que el autor fue el cantero Gonzalo Rodríguez , padre del arquitecto Hernán Ruiz «El Viejo» y abuelo de Hernando Ruiz II, gran figura del Renacimiento en España .

Explica Peña que han podido documentar «dos inscripciones en el interior campanario y otra en una de las tejas» que hacen referencia a dicha autoría, por lo que se confirma algo que ya había apuntado en el pasado algún historiador como hipótesis pero de la que no había hasta ahora evidencia arqueológica ni documental. De igual modo, la investigación también ha podido determinar que el cuerpo superior de campanas no es el original, sino que fue incorporado a mediados del siglo XVIII como consecuencia del célebre terremoto de Lisboa de 1755. Peña explica que el cuerpo de campanas «se reconstruyó entero y se cambió el material», pues se hizo de ladrillo, que hoy se encuentra enfoscado y enlucido.

Una postal de inicios del siglo XX en la que se afirma que la torre tiene origen árabe ABC

A pesar de ello, se mantuvo una estética muy parecida a la torre original. Medio siglo más tarde, en la última década del XVIII , se produjo la última gran intervención registrada, que supuso una ampliación del cuerpo de campanas ya que los campaneros encontraban ese espacio angosto. También se aprovechó para macizar los elementos decorativos y crear un balcón. Hasta ahí lo que la investigación ha permitido saber sobre la evolución de este edificio, aunque la restauración en sí también ha arrojado datos sobre su estética original.

El especialista Francisco Javier Pela señala que la torre «se construyó en el siglo XV, en la parte final del siglo y fue una edificación externa y adosada»

La restauradora, Ana Infante, explica lo que se ha hecho en ese aspecto «es una consolidación, limpieza y prevención de lo que es el Bien Cultural , una limpieza general de la torre y espadaña pues los enfoscados estaban muy mal». Lo primero que se realizó fue la labor de limpieza, que hoy se observa a simple vista, pero también se han saneado las juntas con mortero de cal, se ha consolidado la crestería del primer cuerpo o se han restaurado las tejas destruidas y parte de las cornisas en la zona superior, lo que ha permitido darle a la torre una imagen cohesionada e íntegra.

Una intervención invisible

Se puede decir que ha sido una intervención invisible, estética pero principalmente ética, primando «la conservación de los elementos singulares», según explica Infante. Gracias a la documentación fotográfica con la que contaban, también han podio rehacer el brazo que estaba destruido de la figura alegórica de la Paciencia y parte de la Obediencia , al tiempo que se ha limpiado y se han consolidado los restos de color en el escudo de Íñigo Manrique de Lara que luce en la torre como recuerdo al obispo que impulsó su construcción. Con todo ello, la iglesia de San Nicolás luce hoy tan enhiesta y elegante como hace cinco siglos, convertida en referente de una de las grandes zonas comerciales de la Córdoba actual y sin esas brumas sobre su origen que despertaban tanto el romanticismo melancólico por la vieja Al Ándalus como una histórica confusión.

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