TRIBUNA LIBRE

Un callejón morisco inédito

Está dentro de las callejas de Santa Marta y data de la Baja Edad Media o de la época árabe

Callejón bajomedieval o árabe en la zona de Santa Marta ABC

Manuel Ramos Gil

Nunca saldré de mi asombro. Cuando te crees que la ciudad de Córdoba ya te ha revelado todos sus secretos, de nuevo te da la sorpresa y estoy seguro de que lo volverá a hacer.

Aún recuerdo aquella mañana veraniega en la que tras abrir una sencilla puerta de chapa metálica en las callejas de Santa Marta se desplegó ante mi vista un bello espectáculo de historia y urbanismo medieval . Oculto, ignorado y metido dentro de una propiedad privada, existe en el número 11 de las citadas callejas de Santa Marta un callejón o calleja-barrera de la Baja Edad Media, si no de tiempos del Califato . No he conseguido encontrar ningún vestigio documental de ella en parte alguna; las viejas escrituras públicas solo se refieren a ella al hablar de los linderos como el «callejón», aunque sí encontré de casualidad una antigua fotografía en la revista «Andalucía ilustrada» , del año 1928. En el pie se podía leer algo así como un «bello e ignorado rincón morisco». Pues en efecto, la calleja en cuestión rezuma aquel estilo y aquel ambiente por todos sus costados en sus más de treinta metros de largo.

Se la puede conceptuar como una de las que antaño recibían el nombre de «callejas encubiertas»; es decir, aquellas sobre las que cruzaban un gran arco para hacerle encima una habitación, como actualmente se puede contemplar en la calleja del Toril . En nuestro caso, la calleja muestra un primer arco a la entrada, y sobre él, una habitación perteneciente a la casa que linda por la derecha; dispone de un segundo arco al fondo, con habitación encima, perteneciente en este caso a la casa de la izquierda.

Este tipo de cubrimientos de las callejas eran posibles por la especialidad que en ellas manifiesta el derecho de propiedad , que no se extiende sencillamente hacia arriba y abajo (vuelo y subsuelo), tal y como dictaba el derecho romano, sino también se expandía lateralmente en toda la proyección de la fachada de la casa. Estas cubriciones estaban permitidas en las primeras ordenanzas urbanísticas de Córdoba, las llamadas Ordenanzas de los Alarifes de 1503 que, sin embargo, ordenan que dichos arcos se hagan de la altura precisa para que pueda pasar un caballero montado a caballo y con sus armas.

La calleja en cuestión, a pesar de estar en ruina, conservaba una solería de chino en la parte central y andenes de barro en los extremos. Pude también contemplar sus viejos arriates encalados en los que milagrosamente todavía crecía una dama de noche . A la calleja se abren distintas ventanas de las propiedades vecinas, algunas de ellas, protegidas como las clásicas rejas de hierro cordobesa adornadas con florones.

Probablemente este callejón morisco nunca perteneció al dominio público y con toda seguridad fue un acceso privado a varias casas musulmanas o mudéjares. En la configuración actual, el callejón, tras traspasar los dos arcos expuestos, conducía a un patio privado con una vivienda hoy inexistente. De cualquier forma, también hemos encontrado en Córdoba supuestos de este tipo de callejas que aunque eran consideradas como públicas, sin embargo, fueron cedidas por el Ayuntamiento a los propietarios de los edificios en linde, que las «metieron en sus casas», utilizando terminología de la época.

La razón fundamental para que el Ayuntamiento consintiese esas cesiones era simplemente una cuestión práctica: se quitaba un problema de en medio. En efecto, desde que las callejas de Córdoba pierden su principal y antigua misión de dar acceso a las casas, pues éstas comienzan a sacar bellas portadas a las calles principales, aquellos viejos adarves o callejones entran en crisis y comienzan a percibirse por la ciudadanía y por el Ayuntamiento como un grave problema de ornato y salubridad. En efecto, muchas de ellas se convierten en los estercoleros y muladares de los barrios, e incluso, como también en alguna ocasión denunció la Iglesia, en «sitios que sólo sirven para ofender a Dios », pues a ellas se dirigían las prostitutas más humildes a realizar sus servicios.

Esa percepción peyorativa se ha mantenido hasta hace escaso tiempo. Fue en tiempos de Cruz Conde cuando por primera vez se enseña al mundo la especialidad y belleza de este urbanismo cordobés, reinventando la llamada Calleja de las Flores , la Calleja del Pañuelo o la de los Arquillos . Pese aquellos intentos, el resto de las callejas de Córdoba han permanecido infravaloradas, maltratadas e ignoradas hasta con el Festival de las Callejas de Córdoba, actualmente cancelado por el impago del Ayuntamiento , intentamos dignificarlas, darles sentido y mostrar su belleza y su historia a cordobeses y foráneos, rescatando del olvido entre las dos ediciones celebradas más de 70 callejas repartidas por la Medina y Axerquía cordobesa, que ya veremos a ver si no vuelven a caer en el olvido.

No obstante, quizá el bello callejón morisco de la Callejas de Santa Marta se salve, y pueda convertirse en breve en un nuevo hito turístico para Córdoba y su parte menos conocida, la Axerquía. El callejón, a escasos metros de la Fuenseca , junto con las bellas casas que lo escoltan, ha sido adquirido recientemente por un grupo hotelero que, sin duda, sabrá apreciar la joya urbanística que atesora y suponemos lo pondrá en valor.

Este texto está dedicado a Cristina, Rafa y Álvaro.

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