El Norte del Sur

El agujero negro

Hasta la fecha, no hay explicación razonable para lo que pasa en Córdoba con el Covid

Ciudadanos en el primer día sin mascarillas Ángel Rodríguez
Rafael Aguilar

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« Indúltame ». Es lo que le dice una chica en la sobremesa a su novio cuando ambos se levantan de un velador de San Miguel y él le pide con ojitos: «Cari, ponte la mascarilla que estamos como estamos». Ella acaba por hacerle caso. En la mesa con los restos de su almuerzo hay también un periódico que da cuenta del agujero negro. Del de Córdoba. Hasta la fecha no hay quien le encuentre explicación. El fenómeno trae de cabeza a los salubristas, a los epidemiólogos, a los intensivistas, a los políticos con competencia en la materia. A lo más que llegan los especialistas es a concluir que se trata de una variante no de ninguna cepa sino de la anomalía histórica, porque fiestas de graduación ha habido en todos lados, aquí y en Antequera u Ojén, como botellones, estallidos hormonales, fiestas de comunión, bodas, reencuentros y desencuentros. De acuerdo, que aquí vimos colas en el Alcázar Viejo y en Santa Marina con los patios, que El Arenal se llenó de adolescentes para montarse en el Ratón Vacilón, pero ¿eso justifica que la capital sea la única de la comunidad autónoma que se encuentre en estos momentos en riesgo extremo de contagios de coronavirus?

El alcalde, hombre sensato, reunió con acierto a finales de la semana pasada al estado mayor de la autoridad sanitaria en su despacho para analizar la situación y tratar de buscarle un remedio. A las pocas horas el Ayuntamiento estaba tomado, o casi, por oficiales del Ejército. ¿Que vamos camino del estado de sitio entonces por las estadísticas del Covid pulerizando los registros de toda Andalucía y de toda España? Ah, no, que los militares estaban allí en la calle Capitulares preparándole el terreno a la ministra Robles, que venía de camino a echarle un ojo a los terrenos de la Base Logística.

Salud anuncia nuevos cribados, la Junta le enmienda la plana al Ministerio y encarece a los ciudadanos que no se quiten la mascarilla al tiempo que avanza que en las primeras semanas de julio, que están a la vuelta de la esquina, la nueva normalidad ya no va a ser nueva, sino simplemente normal. La vida como solía, detalle arriba, detalle abajo. Los felices años veinte están ya aquí. Han pasado cuatrocientas noches de reclusión, de toque de queda, de cenicientas, de a ver cuándo pasa todo esto. El agujero negro anda cerca de pasar a la historia. O no.

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