La buena Estrella de la ONU

Todo empezó como un pasatiempo, como empiezan las cosas a las que no se les da importancia pero que al cabo del tiempo terminan por ser las que más marcan. La protagonista de esta historia se llama Estrella Márquez, una cordobesa que un buen día, cuando ya había cumplido los cincuenta años y llevaba toda su vida dedicada al cuidado de su familia, cogió un pincel con la única finalidad de aprender algo nuevo por su cuenta.

«Aprendí como pude, de una manera totalmente autodidacta y después con la ayuda de un profesor particular, y un buen día me propusieron que expusiera en un centro cívico de Madrid, donde resido. De ahí pasé a una muestra conjunta en Alicante», relata Márquez.

Ahí, en esa ciudad levantina, le esperaba su trampolín. El que le iba a cambiar la vida. «Me dieron un premio y luego, ya en verano cuando estaba de vacaciones, una amiga que tenía contactos en la sede de la ONU en Ginebra me puso en contacto con ellos», añade la artista.

Un paisajismo muy peculiar

La relación con Naciones Unidas ha sido fructífera, porque desde hace dos temporadas sus cuadros cuelgan de la sede de la ONU en Ginebra. Y la cosa no ha quedado ahí, este año ha vuelto a ganar por segundo año consecutivo y sus obras siguen estando allí.

«Es un honor que mis obras cuelguen en los comedores de invitados de la sede de Naciones Unidas en Ginebra: si me lo cuentan hace unos años no me lo creo», declara la artista cordobesa, especializada en paisajes compuestos con diversas técnicas.