DESDE EL SUR

TORREVIEJA, AÑO CERO

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Un dicho popular que utilizamos los torrevejenses desde hace ya bastantes lustros es el que asegura que lo que lo que pasa en Torrevieja no pasa en ningún otro sitio; o mejor dicho, que en Torrevieja pasa de todo: tanto bueno, como malo y regular.

Con la llegada del pentapartito –comandado por los socialistas– al poder municipal, en junio del presente año, está ocurriendo esto pero de manera precipitada, sin orden ni concierto, un totum revolutum que está provocando que nuestra ciudad esté en el candelero por cosas que no ocurren en otras urbes de sus mismas características.

El desove de un ejemplar de tortuga boba (caretta caretta, según su denominación científica) en la playa de la Mata, en pleno verano y frente a una de las discotecas más concurridas de toda la Costa Blanca, es algo inaudito e histórico, como inaudito e histórico ha sido también que en pleno verano este gobierno local pentapartito decida repentinamente cerrar a diestro y siniestro desde chiringuitos de playa hasta locales de ocio nocturno y, ahora, también el Teatro y el Centro Cultural Virgen del Carmen, ambos de propiedad municipal.

El mundo al revés. Yo, Ayuntamiento, me cierro mis propios edificios y dejo a miles de personas sin servicios públicos que hasta la fecha han podido disfrutar. Los castradores de libertades del pentapartito alegan que estas clausuras se deben, principalmente, al peligro inminente de las personas que acuden diariamente a estas instalaciones porque estos espacios no cuentan con licencia de apertura.

Existe numerosa jurisprudencia que confirma que todos los edificios de propiedad pública municipal no necesitan esa licencia, dado que el propio Ayuntamiento no tiene por qué dársela a sí mismo al ser los propios técnicos municipales los que realizan un seguimiento de las obras y, por supuesto, certifican el final de las mismas para que en ellas pueda realizarse el ejercicio por el que han sido ejecutadas. Sin embargo, la interpretación del pentapartito es simple y sectaria al decidir clausurar todo lo que haya sido construido en tiempos de gobiernos gestionados por el Partido Popular, por lo que espero que en las próximas semanas continúen su particular cruzada cerrando hasta el cementerio municipal que, seguramente, tampoco tendrá licencia de apertura.

Imagino que el edificio del Ayuntamiento tampoco, por lo que los cientos de currelas que allí ejercen su trabajo diario y el propio alcalde de la ciudad también tendrán que ser desalojados a la carrera por peligro inminente de derribo. Ya les digo, en Torrevieja pasa de todo; bueno, malo y regular, y en los últimos meses, a excepción del desove de la entrañable caretta caretta, lo malo abunda… y mucho.

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