El Papa Francisco presidienco la audiencia general el pasado miércoles
El Papa Francisco presidienco la audiencia general el pasado miércoles - EFE

El Papa dice que es «triste» ver sacerdotes y obispos «apegados al dinero»

Las palabras de Francisco se conocen al día siguiente de la publicación de dos libros con documentos secretos de la Santa Sede en los que se da cuenta de irregularidades financieras en el Vaticano

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El Papa Francisco ha denunciado el viernes que «también en la Iglesia hay gente que en lugar de servir, de pensar en los demás, se sirve de la Iglesia: son los «trepas» y los avariciosos. ¿Cuántos sacerdotes y obispos hemos visto así? Es triste decirlo, ¿verdad?». Al mismo tiempo, uno de sus ayudantes más cercanos revela que «el Santo Padre está dolido por la traición de dos colaboradores infieles».

En la homilía de su misa de las siete de la mañana en Casa Santa Marta, el Papa ha fustigado este viernes a los clérigos «instalados en la comodidad de su «status», que viven cómodamente sin honradez, como los fariseos de los que habla Jesús, que paseaban por las plazas para que les viesen».

Aunque sus palabras eran un comentario del Evangelio del día, el vigor de su denuncia respondía a los escándalos de pésima administración económica en algunos organismos del Vaticano, salida a la luz en la última etapa del pontificado de Benedicto XVI.

Precisamente para corregir esas corruptelas, el Papa Francisco llamó al Vaticano a media docena de grandes consultoras internacionales, cuyos documentos reunía, durante sus once meses de existencia, la comisión Cosea que coordinaba el sacerdote español Lucio Angel Vallejo Balda y de la que formaba también parte la publicista italiana Francesca Chaouqui.

Una de las personas más cercanas al Papa ha revelado al vaticanista del diario «La Stampa», Andrea Tornielli, que «Francisco no ha perdido la paz en estos días, ni siquiera después de haber aprobado el arresto de los dos miembros de la comisión Cosea que han entregado los documentos publicados estos días en los libros». Esa persona subraya que «el Santo Padre está dolido por la traición de dos colaboradores infieles, pero no está en absoluto preocupado por el contenido de los documentos divulgados».

Tanto en el Vaticano como en el mundo legal se miden mucho las palabras, y un comentario explícito sobre «la traición de dos colaboradores infieles» revela indirectamente que las pruebas contra ellos son abrumadoras o que han confesado ya delitos durante los interrogatorios.

El hecho de que el sacerdote español permanezca bajo arresto preventivo en una celda de la Gendarmería Vaticana mientras que la publicista italiana haya sido puesta en libertad después de dos días de arresto no significa que Francesca Chaouqui sea inocente o que no vaya a ser acusada cuando el fiscal del Vaticano termine su investigación.

La experta en relaciones públicas, de 33 años y casada con un técnico informático también italiano, está embarazada, y esa circunstancia juega a favor de no retenerla en prisión preventiva aunque los posibles delitos lo aconsejasen.

En su línea de hacerse autopublicidad, Francesca Chaouqui ha concedido numerosas entrevistas pidiendo al periodista que hiciese notar que todo era «off the record», lo cual refuerza el interés del cotilleo y la imagen de victima ingenua de la propia entrevistada, cuya profesión es precisamente, hacer publicidad a través de los periodistas, sobre todo en reportajes y publicaciones de «gossip».

A los dos días de la publicación de «Via Crucis» de Gianluigi Nuzzi ,quien saltó a la fama por haber publicado los documentos del «mayordomo infiel» de Benedicto XVI, y de «Avarizia», de Emiliano Fittipaldi, el consenso entre los especialistas de información vaticana es que no hay casi nada nuevo.

El noventa por ciento de los escándalos económicos que reflejan los documentos de las consultoras internacionales habían sido contados ya por la prensa italiana a bombo y platillo.

Era el cuadro patológico del final del pontificado de Benedicto XVI y el primer año del de Francisco, elegido con un mandato de hacer limpieza precisamente porque era de dominio público la podredumbre que el cardenal australiano George Pell, primer titular de la nueva secretaria de Economía creada por Francisco, está eliminando con rapidez.

Tan solo las conversaciones grabadas ilegalmente al Papa aportan información verdadera nueva que, paradójicamente, juega a su favor pues revela su esfuerzo por corregir las corruptelas.

La otra persona que queda muy bien en el libro de «Via Crucis» de Gianluigi Nuzzi -con un perfil de justiciero implacable y eficaz- es el sacerdote riojano Lucio Angel Vallejo Balda. Es el agradecimiento mínimo a quien está arrestado por haberle entregado las grabaciones del Papa y los informes confidenciales de las consultoras.

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