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Vídeo: Un exheroinómano cuenta su experiencia con las drogas. - VÍDEO: David G. Triadó / FOTO: Archivo ABC
Día Internacional contra las Drogas

«La heroína sólo tiene tres salidas: la cárcel, el hospital o el cementerio»

Tato Sainz estuvo enganchado a la heroína, al alcohol y a otras drogas; actualmente se dedica a ayudar a otros a combatir sus adicciones

Madrid Actualizado: Guardar
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Tato Sainz se emborrachó por primera vez a los doce años con su padrino. A partir de entonces probó una gran variedad de drogas: hachís, marihuana, cocaína, heroína... En su época universitaria tomaba regularmente anfetaminas para lograr una mayor concentración en la época de exámenes.

«La heroína es lo que me hizo sentir más lleno. Te da una sensación de paz, equilibrio y bienestar que no te dan las otras drogas». Sainz confiesa que, de entrada, el consumo de estupefacientes se disfruta y lleva al individuo a tener un comportamiento mucho más divertido hacia los demás. Sin embargo, matiza que lo que supone es «llevar una careta».

Mentiras, sobredosis y VIH

Una de las formas más inmediatas y potentes de sentir los efectos de la heroína es inyectársela por vía intravenosa.

Sin embargo, Sainz revela que le daba miedo hacerlo, ya que no tenía el «valor suficiente». No obstante, otros amigos se encargaban de subministrársela por este medio.

«Limpiaban la jeringuilla con el agua de un charco»

Admite que ha presenciado grandes imprudencias. «He visto a varias personas usar la misma jeringuilla sin saber si alguno de ellos tenía el VIH. La limpiaban con el agua de un charco y la volvían a usar». Muchos de sus amigos fallecieron por causas relacionadas directa o indirectamente con las drogas, desde sobredosis al sida.

«Haces lo que sea para consumir». Sainz confiesa que la vida se convierte en una sucesión de mentiras y que se llega a infringir la ley. En su caso, ha hecho muchas «locuras» en el extranjero: pasando drogas en la frontera para su consumo -y siendo detenido por ello- o comprándola en países donde hacerlo es mucho más peligroso que en España.

«Quería matarme pero no tenía el valor»

Sainz se casó «muy enamorado» pero la droga destruyó su matrimonio. Sus adicciones no le impidieron tener éxito profesional. Montó una agencia de publicidad de renombre. Pero la droga le acompañaba siempre. Tomaba cocaína para rendir durante el día y por la noche consumía heroína para relajarse.

«Cuando consumes te crees como Dios, que lo controlas todo»

«Ha habido épocas de mi vida en que quería matarme pero no tenía el valor suficiente de hacerlo». Sainz asegura que cuando se consume «te crees como Dios, que lo controlas todo». Se considera afortunado de haber sobrevivido a sus tremendas adicciones. «Una persona normal no seguiría viva si hubiese hecho las mismas cosas que he hecho yo», sentencia. Y es que, según Sainz, «la heroína no tiene más salidas que la cárcel, el hospital o el cementerio».

Más de veinte años «limpio»

Tuvo un grave accidente de coche que le hizo permanecer ingresado durante semanas. Fue éste el punto de inflexión en su vida. Arropado por su familia y buenos amigos, Sainz ingresó en un centro de tratamiento en Inglaterra. Allí se recuperó y con el tiempo se dedicó a estudiar sobre adicciones.

Sainz, que actualmente lleva más de dos décadas sin consumir, volvió a encontrar el amor y hoy en día goza de una familia numerosa. Ha dedicado su vida a ayudar a personas que luchan contra la adicción a las drogas.

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