Un niño en Pekín, frente a un establecimiento de comida rápida
Un niño en Pekín, frente a un establecimiento de comida rápida - AP

El aire chino engorda

Un estudio con ratas relaciona la contaminación de Pekín y el sobrepeso, que sufre un tercio de la población en China

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Cáncer de pulmón, problemas respiratorios, infartos y enfermedades cardiovasculares. Los riesgos de la contaminación para la salud son de sobra conocidos, pero un nuevo estudio científico acaba de descubrir otra amenaza que, hasta ahora, había pasado desapercibida: la polución también engorda.

Según publica el Diario de la Federación de Sociedades Americanas para la Biología Experimental, así lo revela un ensayo con ratas embarazadas y sus crías dirigido por la Universidad de Duke, en Estados Unidos. Mientras un grupo de roedores era encerrado en jaulas expuestas al aire contaminado de Pekín, otro disponía de un filtro para limpiar las partículas tóxicas.

Gordas en dos semanas

Aunque al principio de la prueba no había diferencias de peso entre unos y otros, los cambios se hicieron palpables al cabo de solo dos semanas.

En tan poco tiempo, las ratas sometidas al aire contaminado estaban un 7 por ciento más gordas, mientras que a los 19 días su peso era un 15 por ciento mayor. Además, sus pulmones e hígados se habían inflamado y eran, respectivamente, un 25 y un 16 por ciento más pesados que los de las ratas expuestas al aire limpio. Con respecto a estas, su colesterol «malo» también era un 97 por ciento superior y sus triglicéridos estaban un 46 por ciento más altos. Siguiendo con los efectos perniciosos, sufrían riesgo de diabetes. De igual modo, las crías nacidas en la jaula contaminada estaban más gordas que las que disfrutaban del aire filtrado: un 18 por ciento los machos y un 10 por ciento las hembras.

«En un modelo con roedores, respirar el aire altamente contaminado de Pekín conllevó un aumento de peso y una disfunción cardiorrespiratoria y del metabolismo», concluyen los trece autores del estudio, que pertenecen a universidades de China, Estados Unidos e Inglaterra.

Sociedad sedentaria y opulenta

La cuestión estriba ahora en saber si estas conclusiones se pueden aplicar también a los humanos. A tenor de un informe de la prestigiosa revista médica «The Lancet» de 2014, el 28 por ciento de los hombres y el 27 por ciento de las mujeres en China sufrían sobrepeso o eran obesos, un problema que no existía cuando el país empezó a abrirse al capitalismo a finales de los años 70. En estas casi cuatro décadas, la entonces humilde China comunista ha vivido la mayor transformación económica y social de su historia, dejando atrás las hambrunas que se cobraron millones de vidas en el pasado y avanzando a marchas forzadas hacia una sociedad más opulenta, contaminada y sedentaria que, además, alardea de derrochar la comida.

Uno de los investigadores de la Universidad de Duke, Zhang Junfeng, explica al periódico «LA Times» que la principal causa de la obesidad es comer mucho y hacer poco deporte, pero la polución también influye. «Pensemos en cuántos días se les recomienda a los estudiantes de Pekín no salir a hacer ejercicio al aire libre», razona el experto, quien sostiene que «las partículas contaminantes afectan al metabolismo de la grasa y el azúcar y hacen que la energía se acumule en el cuerpo».

Frenética industrialización

Por su parte, Marie Ng, principal autora del estudio de la revista «The Lancet», advierte al citado diario de que «hay que tener cuidado en generalizar de las ratas a los humanos porque la obesidad es realmente compleja y depende de factores como el aumento de la riqueza, la forma de vida sedentaria, la proliferación de la comida rápida y la reducción de ejercicios al aire libre por la polución».

Sin embargo, reconoce que la explosión de obesidad que ha sufrido China, donde su frenética industrialización ha disparado la contaminación, ha sido mucho mayor que en otros países asiáticos que también se han modernizado rápidamente, como Japón y Corea del Sur. Al contrario de lo que se pensaba, parece que lo que mata, como la contaminación, también engorda.

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