Cinco cosas que haces habitualmente y que ofenden a los japoneses

En un mundo cada vez más globalizado como en el que vivimos en la actualidad, no es raro ver por las calles a multitud de asiáticos que disfrutan de nuestro sol y de alguna que otra paella durante sus vacaciones. A su vez, tampoco es extraño coger un avión y visitar el país del Sol naciente para disfrutar de su sushi y del sake. Por ello, la versión digital del diario « Russia Today» ha decidido elaborar una lista con cinco comportamientos habituales en España que deberíamos evitar reproducir cuando nos encontramos con un japonés. Al menos, en el caso de que no queramos molestarle.

1-Dejarse los zapatos puestos al entrar en casa. Es un comportamiento que hemos visto en todo tipo de series de televisión y que, muchas veces, nos parece exagerado.

No obstante, en este país hay que quitarse los zapatos antes de entrar en casa y dejarlos en la entrada. Únicamente existe una excepción en que sí se permite acceder a una vivienda calzado: durante un funeral.

2-Sonarte los mocos. Curiosamente, y a pesar de que no tienen problema a la hora de sorber ruidosamente el caldo de su sopa y comer de formas sumamente rápida, a los japoneses les molesta (y consideran una falta de respeto) que alguien se suene la nariz delante de ellos.

3-Dejar propina. En España no es raro que, tras tomar un mísero café, nos sintamos obligados a dejar unos céntimos de propina. Y es que, de lo contrario puedes quedar como un roñoso. Sin embargo, en Japón sucede exactamente lo contrario: dar propina es considerado una ofensa.

4-Comer en el tren. A pesar de que meterse entre pecho y espalda un buen bocadillo no está mal visto por estos lares (el hambre puede atacar en cualquier sitio) en Japón es considerado de muy mal gusto comer mientras hacer un viaje en tren. Solo se rompe esta regla en los de alta velocidad, los cuales cuentan con unos asientos similares a los de los aviones.

5-Ayudar a alguien en su trabajo. Como buenos españoles que somos, siempre estamos dispuestos a que alguien nos ayuda a quitarnos un problema del trabajo de encima a costa de su tiempo. En el país del Sol naciente, por el contrario, se considera una ofensa. ¿La razón? Se insinúa que alguién está haciendo mal su cometido o, incluso, se puede entender como una forma de quitar el empleo a un empleado.