La sombra de los culpables

Dos policías corruptos que se dedican a robar a traficantes de drogas y asesinarlos luego, ven como su negocio se ve al borde del abismo cuando matan por error a un agente encubierto de la DEA. Desesperados, intentan hacerle cargar el muerto a un sin techo. Esto implicará la falsificación de pruebas, compra de testigos y toda otra suerte de delitos.

Un argumento que, en manos del director adecuado, hubiera podido dar pie a todo un clásico del género, mostrando como los dos protagonistas van cediendo poco a poco a la presión y a la espiral de destrucción que ellos mismos han desencadenado. En su lugar, la historia toma de pronto un absurdo giro, merced a la más melodramática coincidencia imaginable.

Fue la última película interpretada por el prometedor actor y rapero, Tupac Shakur, que murió muy poco después de rodarla, asesinado, se sospecha, por alguien próximo a otro cantante de rap, conocido como The Notorious B.I.G., que, a su vez, también sería víctima de las balas de unos desconocidos, pocos meses más tarde.