Fotograma de la película «La comunidad de los corazones rotos»
Fotograma de la película «La comunidad de los corazones rotos»

La comunidad de los corazones rotos (***): Tres flores en el asfalto

Pertenece a ese género de película positiva, poco estudiado por los teóricos del cine pero apreciado por el público en general

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En una de las barriadas menos pintorescas de la capital de la luz también puede salir el sol, viene a decirnos esta película de elaborado título español («Asphalte» es el original, mucho mejor, ¿no?). Pertenece a ese género de película positiva o de buen rollito, poco estudiado por los teóricos del cine pero apreciado por el público en general y muy buscado para galas de apertura o clausura de cualquier festival. Para contrarrestar el posible empacho, el director ensaya con éxito un estilo despojado, a veces minimalista, que roza en algún momento de inspiración la abstracción visual del cine cómico de Tati, Etaix o Jerry Lewis (lo roza, vamos, tampoco echemos las campanas al vuelo). Lo que cuenta es el insólito encuentro y la formación de tres improbables parejas, todas de hombre y mujer, pero no necesariamente de carácter sexual: una madre huérfana adopta a un joven astronauta, un pasmao revive al conocer a una enfermera de noche (claro que es Valeria Bruni-Tedeschi, la hermana más atractiva de Carla) y una actriz madura despierta la curiosidad de su joven vecino… No parece gran cosa pero hay dos momentos mágicos: la enfermera que deja que el pasmao se le declare y la actriz en crisis que redescubre cómo decir un papel. Claro que es Isabelle Huppert: verla actuando mal y arreglarlo luego es, como se suele decir, impagable.

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