NO TENGO EL KICHI PARA FAROLILLOS

Hasta tal punto ha llegado la concienciación del equipo de gobierno gaditano por el cuidado del medioambiente y la eco-sostenibilidad que ha tomado la determinación de convertir Cádiz en punta de lanza interplanetaria. Estos ‘cráneos privilegiados’, que diría el borracho ideado por Valle-Inclán en la literaria taberna de Pica Lagartos, han pergeñado una nueva forma de ahorro energético que empata e incluso supera a la de recogida de basura que propuso Carmena en Madrid. La solución debe habérsele ocurrido a algún Max Estrella caletero tras las quejas de parte -pepera, cofrade y fascista- de la población gaditana respecto al "Black Friday" gaditano, o sea: la oscuridad provocada por la falta de iluminación navideña en muchas partes de la superficie capitalina, de lunes a domingo, en eternas rebajas.

Dice el alcalde de Cádiz, José María González, Kichi, que no hacen falta tantos farolillos al tiempo que anuncia que el pregonero de la fiesta del carnaval será Pedro "el de los majaras", tras rechazar el cargo algún conocido aficionado. Es sabido por todos (y por todos me refiero a «la Gente») que invertir en ahorrativas luces led es beneficiar a las compañías eléctricas y que ahí detrás están escondidas la casta, la mafia y hasta la Susana.

Es entonces cuando entra en acción el cráneo privilegiado, ser municipal superdotado, entre todas las cosas, para la física: La Fundación Municipal de la Mujer del Ayuntamiento de Cádiz, dirigida por la concejal de Podemos Ana Camelo, inició el lunes unos cursos de habilidades sociales cuyo objetivo es la inserción laboral y la búsqueda de herramientas para encontrar empleo. Algunos ignorantes, -machistas, facinerosos y fachas- han criticado que en los cursos se ofrezca a las alumnas magisterio sobre cómo estimular sus clítoris.

Uno, que es de letras, ha tardado en comprenderlo. Menos mal que la realidad es tozuda: La clave de la eco-sostenibilidad ambiental se halla en la fricción clitoriana. Hecha al unísono, la carga eléctrica podría llegar a eco-sostener el gasto energético en luz de los farolillos y las bombillas toda la ciudad, dotando a Cádiz de una maravillosa iluminación navideña que generaría turismo, y por tanto riqueza, y por tanto empleo, y por tanto mucha, mucha, satisfacción a la mujer gaditana.