OPINIÓN

Alison

Precisamente hoy sábado 26 de mayo se inaugura la Bienal de Arquitectura de Venecia

Julio Malo

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Precisamente hoy sábado 26 de mayo se inaugura la Bienal de Arquitectura de Venecia, tal vez el evento más relevante que se celebra sobre la disciplina. En esta XVI edición las comisarias son dos arquitectas irlandesas: Yvonne Farrell y Shelley McNamara, pero el protagonismo lo obtiene Alison Margaret Gill (1928-1993); esta profesional británica, que nos dejó prematuramente hace veinticinco años, fue una de las pocas mujeres que destacaron en el oficio durante la segunda mitad del siglo XX, protagonista además de la cultura londinense durante los bulliciosos años cincuenta y sesenta, cuando la metrópoli se despereza de la dura posguerra e inicia una etapa feliz, caracterizada por un compromiso de bienestar social entre laboristas y conservadores, olvidando el horror de las bombas nazis, entre canciones de los Beatles y la moda en minifalda. Alison fundó el “Team Ten” junto a su marido Peter Smithson y otros arquitectos que se manifestaron por una revisión crítica del Movimiento Moderno, durante el X Congreso Internacional de Arquitectura, celebrado durante 1956 en Dubrovnik, aún bajo el liderazgo de Le Corbusier. La nueva forma, también conocida como “brutalismo” por el uso expresivo del hormigón, de la cual participan el español Coderch y el portugués Tavora, tiene una gran influencia en la arquitectura europea de los años sesenta y setenta. En el Pabellón de Artes Aplicadas de la muestra se va a exponer una pequeña parte de la actuación de vivienda social “Robin Hood Gardens”, desmontada el año pasado y que representa una de las obras más conocidas de Alison y Peter. Se levantó entre 1966 y 1973 por encargo del London Country Council; la forma de disponer las distintas unidades de habitación generaba en su interior un área central verde y tranquila, protegida de las vías de ruidoso tráfico que envolvían al conjunto, cuyo deterioro movilizó a miles de arquitectos e intelectuales, liderados por sir Richard Rogers, quienes bregaron sin éxito para promover su catalogación y conservación. Una vez derruido, el Victoria & Albert Museum adquirió parte de la demolición, de manera que la arquitecta Liza Fior pudo recomponer una pieza de tres plantas de altura, este resto de tan emblemática arquitectura se ha cedido a la Bienal veneciana, donde quieren estudiar la operación para debatir sobre el futuro de la vivienda social.

En torno a estos vestigios del conjunto se ha colocado un andamiaje que facilita al visitante conocer esta parte de la obra; a la par que la instalación del coreano Do Ho Suh permite explorar de forma virtual las viviendas tal como fueron. Una oportunidad de conocer el trabajo comprometido y avanzado de Alison y Peter, del cual sí sobreviven otras muchas piezas, como el Edificio The Economist, en Picadilly, Londres, construido entre 1959 y 1965 y que aún se encuentra en perfecto estado de conservación y uso. En Cádiz se levantaron dos edificaciones al modo del Team Ten que lideró Alison, y lo cierto es que no han corrido mejor suerte que el Robin Hood Gardens. La Escuela de Enfermería (1970), de Juan Jiménez Mata, cercana a La Caleta, se demolió hace poco sin pena ni gloria, para ser sustituida por otra pieza francamente vulgar; la Residencia de Tiempo Libre (1976), de Miguel Martínez de Castilla, donde se encontraba la piscina municipal, está sumida en el abandono, y la intención de la Junta de Andalucía es vender su solar para hacer caja. Seguro que anda removida la tierra que cubre los venerables restos de Alison.

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