Un viejo inservible

Si por la nueva política fuera, el alcalde de Málaga estaría ya bailando bachata en Benidorm y, a ser posible, sin derecho a voto

Mayte Alcaraz

Esta funcionalidad es sólo para registrados

No soy malagueña ni vivo en esa ciudad. Por eso nunca he votado a Francisco de la Torre. Un viejo inservible, un desecho de tienta, un miembro de la casta añoso y antiguo que sería pasto de esos ERE que dictan graciosamente algunos empresarios y al que se ha abonado el populismo político. Tan lejos ambas categorías en la visión del mundo y tan cerca a la hora de despreciar la experiencia y los quinquenios vitales. Si por Pablo Iglesias fuera, votaríamos a los 16, y si fuera a él mejor, y en cuando nos concedieran la tarjeta dorada de Renfe nos mandaría a Benidorm a bailar bachata y sin derecho a sufragio para no entorpecer el futuro venezolano de los púberes españoles. La memoria histórica que tanto defiende consiste en eso, en borrar la huella de los que más años han vivido, y canonizar la colectiva, como si la memoria, como el olvido, fueran multitudinarias.

Pues De la Torre cumple 76 años y ha anunciado que quiere seguir siendo alcalde de Málaga, urnas mediantes. Curioso en un partido como el PP en el que salvo él, Mariano Rajoy y Javier Arenas, no queda un alma metidita en canas, en gran medida porque la corrupción ha arrumbado a toda una generación en Génova y obligado a vaciar las paredes de retratos sepia. Pero la mala noticia para la nueva política es que el regidor malagueño gana elecciones sin usar los rudimentos actuales: no va de pinganillo en pinganillo de televisión; ni gasta tres cuartos de su jornada laboral en decir sandeces en twitter; ni insulta a los adversarios políticos; ni gasta greñas (tampoco la naturaleza se lo permitiría), ni camisetas con mensajes infantiloides. Este alcalde, como muchos otros de diversos partidos que no salen en las teles furiosas, está a lo suyo y ha conseguido cuatro mayorías absolutas ¡y sin un like! ¿Qué pensará Rufián de tamaña desfachatez?

Bueno es aclarar que a De la Torre, sociólogo y doctor ingeniero agrónomo, no solo le hubiera mandado al asilo Iglesias si pudiera, sino que algunos de sus propios compañeros del PP, contagiados por el ecosistema del pensamiento líquido, se han empleado a fondo durante los últimos meses para encontrarle sustituto pese a que, contra todo pronóstico, sorteó en 2015 la maldición de los Bárcenas, las Gürtel, los González y Granados... maldición que borró el color azul del mapa autonómico y municipal español. Pero es que por encima de las contingencias políticas y de los tramposos que meten la mano en la caja, todavía hay políticos que tienen oratoria, saben de lo que hablan y no toman por tonto al prójimo ni gastan su dinero en quimeras locoides.

Miren dónde está Barcelona hoy y dónde Málaga, la ciudad del Pompidou, el Museo Ruso, el Thyssen y el Centro de Arte Contemporáneo. Paseen por sus calles abiertas a las nuevas tecnologías y comprueben cómo cuando una sociedad es madura y se resiste a caer por el terraplén siempre halla un político que levanta el dique. Y eso sin dar la vida por un follover. Imperdonable.

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación