Otoño: se dice adiós a las águilas y se saluda a las grullas

El otoño es tiempo de bienvenidas y despedidas para los ornitólogos. Se dice adiós a las observaciones de multitud de especies como las últimas golondrinas o águilas calzadas que vuelan al sur y volverán en primavera; y se saluda a las numerosas especies en migración y de otras que se quedarán a pasar el invierno entre nosotros como grullas, ánsares, pinzones o luganos.

El inicio del otoño tiene unas importantes consecuencias biológicas, sobre todo en las regiones mediterráneas: del sofocante calor y sequedad estival se pasa gradualmente a una situación más fresca y húmeda que conlleva importantes cambios en la disponibilidad de recursos para las aves en el campo.

«En un tiempo en el que las estaciones se van suavizando, conocer cómo afectan estos cambios a las aves cobra cada vez más importancia.

Al cabo, son el reflejo de lo que ocurre al ser humano», explican la organización SEO/BirdLife en una nota.

«Estudiamos el cambio en las fechas de llegada de las aves con el Programa Aves y Clima intentamos conocer las rutas migratorias y áreas de invernada a través del Programa Migra. También analizamos cómo evolucionan las poblaciones de las aves que llegan a lo largo del otoño a pasar el invierno en España recopilando datos en el programa Sacin», prosiguen desde SEO.

Millones de ejemplares que han abandonado las zonas de cría europeas por la inminente falta de alimento en otoño e invierno migran hacia el sur y en su viaje recalan en nuestro país. Muchas aves acuáticas, grullas o petirrojos llegan a España en otoño. Otras hacen parada camino de África, un periplo en el que recorren miles de kilómetros, y otras –muchas aves reproductoras en nuestro país- parten desde aquí camino de la región subsahariana.