Granja lechera totalmente automatizada
Granja lechera totalmente automatizada - ABC
GANADERÍA INTENSIVA

Leche con impacto ambiental

El proyecto para una granja con miles de vacas lecheras en Soria reabre el debate de la sostenibilidad de estas megaexplotaciones

MADRID Actualizado: Guardar
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La localidad soriana de Noviercas, un pueblo de apenas 150 habitantes, ha cobrado en las ultimas semanas una notoriedad que parece haberla vuelto a situar en los mapas geográficos y en boca de todo el mundo en la región. La razón no es otra que el polémico proyecto de la construcción de una macrogranja de entre 17.000 y 20.000 vacas lecheras, que se convertiría en la más grande de Europa y una de las mayores del mundo, con una producción anual de casi 180 millones de litros de leche.

La noticia ha provocado una batalla entre los partidarios del proyecto, que permitiría crear 250 empleos en una provincia muy castigada por la despoblación y la falta de infraestructuras, y los que alertan de que ese «monstruo lácteo» arruinaría  a todos los pequeños ganaderos de la zona y crearía un serio problema en la zona por su enorme impacto económico, social y medioambienta.

Los responsables del proyecto, la cooperativa navarra Sociedad Limitada Valle de Odieta, ya poseen otra macrovaquería en la comunidad foral con 4.500 ejemplares, probablemente, la mayor de la UE, por encima de algunas del Reino Unido, Holanda y Francia. En Gales existe una de 2.000 vacas. Sin embargo, están aún muy lejos de las de países como Estados Unidos, donde existe una superexplotación de 30.000 vacas. o China, que cuenta con una de 100.000. En Europa, proyectos como el intento de instalar una de 8.000 reses en el Reino Unido u otra de mil en Francia han fracasado, debido a su extremado coste medioambiental. La explotación media comunitaria está en torno a las 150 vacas.

Las macrogranjas de varios miles de animales suponen un serio problema en la gestión de los residuos y gasto en agua. Un estudio llevado a cabo por la Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos (COAG), en colaboración con la organización Amigos de la Tierra, asegura que una explotación como la proyectada en Noviercas consumiría entre 4 y 6,35 millones de litros de agua al día. Esta cantidad supera el consumo de toda la población de Soria capital (6,15 millones de litros). Y para colmo, denuncia Miguel Blanco, secretario general de COAG, se ha pedido un estudio a la Confederación Hidrográfica del Duero para abastecer la granja de agua. Indica que su organización ya ha pedido reuniones con el Ministerio de Agricultura, grupos políticos en el Congreso y algunos europarlamentarios.

Gestión de residuos

El tratamiento de los residuos orgánicos que producirá esta macrovaquería puede generar graves problemas medioambientales y de salud pública por el riesgo de vertidos y fugas. Se calcula que produciría 360.000 toneladas de excrementos al año, equivalentes a una ciudad con 4,4 millones de habitantes. Toda la población de Castilla y León produce la mitad de esta cantidad y 50 veces más que la ciudad de Soria.

La ganadería superintensiva está relacionada con el cambio climático, afirman desde la ONG Amigos de la Tierra

Este tipo de megaexplotaciones no son sostenible desde el punto de vista social ni ambiental, sostienen desde las ONG Amigos de la Tierra y Food & Water Watch. La contaminación de las aguas de los pozos, por nitratos y restos de los antibióticos que se les suministran para prevenir enfermedades, impide beber ese agua.

Indican además que la ganadería superintensiva está relacionada con el cambio climático. «A pequeña escala es sostenible», asegura Blanca Ruibal, responsable del área de agricultura y alimentación de Amigos de la Tierra, pero no la intensiva, «que está permitiendo que se talen muchas zonas del Amazonas para cultivar la soja que alimenta al ganado».

Afirma que Europa ha abandonado el modelo de ganadería a pequeña escala que se alimenta de pastos, lo que «mantiene la biodiversidad». «Mientras tengamos que alimentar más bocas de ganado que de europeos, deberemos seguir importando soja para producir carne de mala calidad y lácteos que no necesitamos», indica.

Tampoco entiende la renuncia europea al cultivo de la soja y no apostar por otros cultivos como la alfalfa. En este sentido, Ruibal confía en que la reforma de la PAC apueste por el aumento de las plantaciones de leguminosas.

Modelo estadounidense

Este modelo de macrogranjas nació en Estados Unidos. En California, por ejemplo, hay condados como Tulare que tienen un censo de casi medio millón de vacas lecheras. Estas reses producen cinco veces la cantidad de residuos orgánicos que la ciudad de Nueva York, asegura David Sánchez Carpio, director de Asuntos Europeos para la ONG Food & Water Europe, filial de la estadounidense Food & Water Watch.

La concentración de tantos animales en tan poco espacio para facilitar su gestión y reducir los costes «tiene un fuerte impacto para la zona, tanto para la salud pública, el medio ambiente y la propia localidad», afirma Sánchez Carpio, que añade que a diferencia de las ciudades, donde los residuos se tratan con depuradoras, no existe esa obligación para los ganaderos, que los acumulan en balsas para que se utilicen como fertilizante.

Desastres ecológicos

En un informe de esta ONG estadounidense se detallan bastantes accidentes registrados en ese país, algunos tan llamativos como el ocurrido en 2014 en Michigan, cuando el vertido de una de estas balsas contaminó un total de 75,7 millones de litros de agua, obligando a las autoridades a prohibir su ingesta; o en el condado de O’Brien, en Iowa, donde un escape en una explotación lechera contaminó 44 kilómetros de un río matando a 860.000 peces, lo que ocasionó pérdidas, según el Departamento de Recursos Naturales de Iowa, de 160.000 dólares (más de 150.000 euros) solo en el coste del pescado.

En España ya existen problemas de sobreexplotación ganadera en la industria porcina, en especial en la comarca catalana de Osona, con altos índices de contaminación del subsuelo.

El subsuelo de la comarca de Osona está muy contaminado por la sobreexplotación de granjas porcinas

En los últimos años se ha producido un cambio de modelo de una ganadería tradicional hacia una industrial, con una elevada concentración de granjas, con una media de entre 2.000 y 3.000 cerdos. Osona, cuya capital es Vic, se ha convertido en la comarca con más densidad de ganado porcino por persona. Posee asimismo varios mataderos con un volumen de sacrificio de 25.000 cerdos diarios. Esta concentración de ganado impide gestionar satisfactoriamente los grandes excedentes de purines (deyecciones muy líquidas de los animales) que se utilizan como abono, pero con un límite debido a las grandes cantidades de nitratos y amoniaco que contienen.

Además, el cierre de las plantas de cogeneración para el tratamiento de purines por la última reforma energética del Ministerio de Industria, ha agravado aún más el problema.

Según denuncia el Grup de Defensa del Ter, los campos están soportando más purín del aconsejable y de lo que marca la ley, lo que provoca que estos compuestos químicos acaben en el subsuelo, contaminando acuíferos y pozos. Eudald Rifà, miembro del Grup, asegura que muchos pueblos de la comarca de Osona han tenido que dejar de beber de los pozos de la zona, que antes eran potables, debido a la contaminación de las aguas y deben abastecerse en el río Ter, en el que se han tenido que instalar dos plantas potabilizadoras.

Acuíferos contaminados

En muchos casos, se buscan otros terrenos para llevar este abono líquido, pero cuanto más lejos esté sale menos rentable su transporte. Además, otras zonas de Cataluña también tienen sobreexplotación de ganado porcino. La Agencia Catalana del Agua tiene cuantificado que el 45% de los recursos subterráneos de agua están contaminados.

Otro problema añadido es la limpieza de las granjas, que se hace con grandes cantidades de agua, denuncia Rifà, lo que no es sostenible.

A su juicio, la única solución es la reducción de la cabaña ganadera. Sin embargo, asegura, que su organización tiene muchos problemas con el sector porcino, avalado por la Administración regional. Sus grandes cifras de producción y exportación han pesado más –sostiene– que el durísimo informe que publicó el Síndic de Greuges (el equivalente en Cataluña al Defensor del Pueblo) que alertaba de la contaminación de acuíferos y criticaba la pasividad de las autoridades.

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