Las vacas tienen un estómago muy sofisticado en el que enormes cantidades de bacterias pueden digerir el correoso material vegetal
Las vacas tienen un estómago muy sofisticado en el que enormes cantidades de bacterias pueden digerir el correoso material vegetal - Micolo J/FLICKR

Los antibióticos agravan el cambio climático por los gases de las vacas

Los fármacos alteran el proceso de digestión de estos animales y multiplican la cantidad de metano presente en el estiércol. Además, el mal uso de antibióticos amenaza con hacer aparecer una epidemia de súper bacterias resistentes a ellos

MADRID Actualizado: Guardar
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Las vacas tienen la costumbre de pasarse el día eructando y tirándose pedos. Y no es que sean unas maleducadas, es que su dieta les obliga a hacerlo. Tienen la difícil tarea de digerir enormes cantidades de material vegetal correoso e indigesto, y solo pueden hacerlo gracias a un estómago súper especializado (el rumen) que está dividido en cámaras. Cada una tiene distinta función, pero en general se comportan como guarderías para bacterias, en las que los microbios pueden crecer felizmente y digerir las plantas que mastican y trituran las vacas. En el proceso de extraer energía y nutrientes del material vegetal, del que se aprovecha la vaca, estas bacterias producen ingentes cantidades de gas. Y eso hay que sacarlo de alguna forma.

En gran parte, este gas producido es metano, un potente causante del efecto invernadero y por ello un importante contribuyente del temido calentamiento global, tal como alertó la FAO en 2006. Pero no es justo culpar a las vacas. En realidad el responsable es el hombre, porque es el humano el que consume enormes cantidades de leche y carne y el que construye extensísimas explotaciones ganaderas. Pero aún hay más. Según un estudio publicado hoy en la revista « Proceedings of the Royal Society B», una práctica tan cotidiana entre los ganaderos como suministrarle antibióticos a las vacas puede estar agravando el calentamiento global. El motivo sería que estos fármacos no solo matan a las bacterias patógenas que provocan enfermedades, sino a las que viven en el rumen.

«Nos sorprendió descubrir un incremento tan grande en las emisiones de metano en el estiércol», ha dicho Tobin Hammer, el primer autor del estudio e investigador en la Universidad de Colorado en Boulder, en « New Scientist». El posible responsable, un antibiótico: «Creemos que los tratamientos con tetraciclina favorecen el crecimiento de arqueas metanogénicas (es decir, generadoras de metano) en las vacas y que reduce la población de bacterias».

Para averiguar esto, el equipo de Hammer analizó el efecto de la tetraciclina, uno de los antibióticos más comunes, después de un tratamiento de tres días en las vacas. Gracias a esto, se descubrió que la cantidad de metano presente en el estiércol era un 80 por ciento superior a la del estiércol de vacas no tratadas.

Antibióticos sin control

Pero aún hay más. Los restos de antibiótico presentes en las heces de las vacas también fueron capaces de alterar la flora intestinal de escarabajos que se alimentaban de estiércol. Según ha dicho en «New Scientist» Anne Lizé, una investigadora de la Universidad de Rennes que ha trabajado en este estudio, estas drogas podrían, no solo alterar el equilibrio de las vacas, sino también cambiar el comportamiento de los insectos.

«La alteración de la microbiota podría llevar a unos efectos indirectos sobre el comportamiento que no solo afectan al animal objetivo, la vaca, sino también a las comunidades que viven en torno a él», ha dicho.

Una amenaza mundial

A la luz de esto, algunos investigadores han recomendado comenzar a estudiar los efectos de otros antibióticos sobre las emisiones. Pero el problema ya tiene una dilatada trayectoria y tiene implicaciones aún mas graves. Desde 2014 la Organización Mundial de la Salud alerta del riesgo de que el mal uso de antibióticos, tanto a nivel doméstico como a nivel de explotación ganadera, puede generar una «epidemia» mundial de bacterias resistentes a ellos. Esto podría convertirse en la génesis de súper bacterias inmunes a las armas con las que el ser humano puede defenderse de ellas. Una amenaza que podría llegar a causar 10 millones de muertes en 2050, según algunos expertos.

De hecho, un estudio muy reciente de la revista « Nature» alertaba de que las plantas depuradoras de aguas residuales y los sistemas de recogida de agua de ganadería eran auténticos puntos calientes en los que acumulaban bacterias resistentes a los antibióticos, a causa del suministro de estos fármacos a los animales y la posterior llegada de estas sustancias al agua.

Al margen del problema de la resistencia y del calentamiento global, las vacas siguen sus vidas. Según el centro de investigación AGResearch, especializado en vacas, en realidad el problema de los gases está en los eructos y en el estiércol de las vacas y no en sus pedos. Porque, según sus resultados, el 95 por ciento de las emisiones procede de su boca y no de su trasero. Sea como sea, parece que hay un problema muy grave. Si no se pone remedio, cada vaca seguirá expulsando a la atmósfera entre 110 y 190 litros de gas metano al día.

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